12 de marzo de 2013

Reconocidos por proteger la agrobiodiversidad

La Honorable Cámara de Diputados de la Nación destacó la tarea de conservación desarrollada en la Red de Bancos de Germoplasma del INTA. 40 años de trayectoria y algunas colecciones más destacadas a escala mundial.

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Por conservar los recursos fitogenéticos y proteger la agrobiodiversidad territorial, la Honorable Cámara de Diputados de la Nación  destacó las tareas realizadas en la Red de Bancos de Germoplasma del INTA, un desarrollo que forma parte del área estratégica de recursos genéticos del organismo.

“Proteger la agrobiodiversidad mediante la conservación de sus componentes constituye un desafío por el beneficio que confiere a la humanidad”, dijo Beatriz Rosso, referente del Banco del INTA Pergamino –Buenos Aires– y coordinadora del proyecto Conservación ex situ y valoración de las colecciones de germoplasma de la Red de Recursos Genéticos, en el marco del Área Estratégica Recursos genéticos, mejoramiento y biotecnología del INTA.

La Red de Bancos de Germoplasma del INTA tiene 40 años de trayectoria, conserva algunas colecciones de las más importantes a escala mundial –como las de maní y sorgo– y el 93% de los recursos genéticos integran el plan de acción mundial de la FAO.

Desde Jujuy hasta Tierra del Fuego e incluso en la Antártida, el INTA conserva más de 30.000 recursos genéticos entre animales, vegetales y microorganismos, nueve bancos activos de recursos fitogenéticos, 12 colecciones distribuidas en diversas áreas ecológicas y un Banco Base que guarda un duplicado de todo.

Para Rosso, “cada banco es responsable por colecciones características de una zona agroecológica”. Y ejemplificó: “En Alto Valle –Río Negro– se trabaja con frutales de pepita; en la zona de Cuyo con especies hortícolas; en Catamarca, con frutos secos; vides en Mendoza; maíz y especies forrajeras en Pergamino; soja y trigo en Marcos Juárez; maní, sorgo y girasol en Manfredi –Córdoba–; algodón en Chaco; poroto en Salta; cítricos en Concordia –Entre Ríos–; yerba mate y té en Cerro Azul –Misiones–”.

Los recursos genéticos se conservan porque el riesgo de perderlos es permanente, en especial por la acción intencionada o no del hombre. Con distintos métodos, explicó Rosso, los recursos genéticos se guarda de manera indefinida para que estén a disposición de las generaciones futuras: “En esta red se conserva la base genética fundamentales en la mesa de los argentinos y en la producción agropecuaria”.

Asimismo, la red conserva ex situ especies cultivadas y silvestres, las caracteriza y evalúa morfológica, genética, agronómica, bioquímica y molecularmente, las documenta a fin de que se encuentren disponibles tanto para la investigación y el mejoramiento, como para reintroducirlas en sitios donde han desaparecido.

En el caso particular de la red del INTA, no sólo se ocupa de la conservación sino de caracterizar y evaluar los recursos ingresados y de disponerlos para su utilización en un espectro que abarca tanto el mejoramiento genético como el rescate de especies ancestrales.