Primera consagración del vino argentino para el Papa Francisco
Elaborado por el INTA Mendoza, con uvas de productores familiares, lo presentaron ayer en la Catedral metropolitana. A lo inédito de su origen, se suma el reemplazo de la tradicional variedad utilizada por una nativa: Torrontés Riojano.
“Hombres y mujeres que depositan su trabajo y su esperanza en la certeza de que el vino nos une”. Esa leyenda, en la etiqueta de la botella, resume el espíritu del Torrontés Riojano –llamado Todos– que ayer se consagró, por primera vez, en la Catedral metropolitana y llenará el Cáliz durante las misas celebradas por el Papa Francisco.
El sector vitivinícola le enviará una partida certificada por el Arzobispado de Mendoza como apta para la celebración. Elaborado en la Bodega Experimental del INTA en esa provincia, con uvas obtenidas por productores familiares de las principales regiones vitícolas, permitirá que por primera vez en la historia de la Iglesia Católica el Papa celebre sus misas con un vino argentino.
Mariano Bosch, vicepresidente del instituto, indicó: “Lo que pretendemos con esto es simbolizar un regalo del pueblo argentino –con la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar) y con todos los que trabajan en la cadena vitícola– al Papa, porque realmente para todos nosotros es un orgullo tener un Papa argentino y poder estar cerca de él”.
Durante la celebración en honor a San Cayetano, Alejandro Russo, presbítero rector de la Catedral primada de Buenos Aires, expresó: “Agradecemos, tanto a los integrantes de Coviar como del INTA, que se han acercado a ofrecer este don del trabajo humano para que la Iglesia lo haga sacramento”.
Según José Gudiño, director del Centro Regional Mendoza-San Juan del INTA, “esta idea surgió, en primer lugar, de los productores”. Y destacó: “Fue un trabajo de mucha coordinación para que las uvas llegaran en excelentes condiciones a nuestra bodega experimental”.
De igual modo, Hilda Vaiaretti, presidenta de la Coviar, explicitó la “coordinación entre los Centros de Desarrollo Vitícola, la Corporación, el INTA y el Fondo Vitivinícola para que resultara este vino de misa que será enviado al Vaticano”.
A lo inédito del origen se suma la particularidad de que reemplazaron la tradicional variedad utilizada para la elaboración del vino papal, la Moscatel de Alejandría –un cepaje muy antiguo y aromático del Norte de África–, por una más representativa de la región. En este sentido, Gudiño resaltó que el Torrontés Riojano, “es una variedad nativa de Argentina que no se encuentra en otros países”.
El Papa disfrutará de una vinificación a pequeña escala –a partir de uvas de productores familiares de las provincias de Salta, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza y Río Negro– de esta variedad nacional que surge de un cruzamiento natural con las variedades Moscatel y Criolla chica.
A la ceremonia asistieron también Héctor Espina, director nacional del INTA, y Eduardo Quargnolo, secretario Legal y Técnico del organismo.
Dulce natural
Santiago Sari, enólogo del INTA a cargo de la elaboración, expresó que es “de color amarillo pálido con notas ligeramente verdosas”. Esta cepa es de una riqueza aromática importante, con descriptores de aromas florales, representativos de los vinos blancos tradicionales argentinos. “Predominan los aromas florales de azahares y rosas, presenta sutiles notas frutales, de melón y durazno blanco, con una entrada dulce con una acidez equilibrada, buen volumen de boca y final persistente”, describió.
Una vez reunida la materia prima, se realizó la vinificación en la planta piloto del INTA en Luján de Cuyo –Mendoza– que resultó en una partida de 450 litros y se elaboró según el método establecido para poder ser certificada por el Arzobispado de esa provincia como vino de misa. En este sentido, Sari señaló que “el resultado de este proceso, realizado con mucho cuidado y dedicación de manera prácticamente artesanal, es un vino Torrontés dulce natural con 13,7 % de alcohol y que cuenta con la certificación que lo avala como vino apto para la misa”.
El técnico explicó que el objetivo primordial de la vinificación era obtener un vino dulce natural por lo que decidieron realizar la elaboración en los tanques de acero inoxidable –con una capacidad de 100 litros– de la planta piloto.
“Los racimos se prensaron de manera directa, con una moledora a tornillo y el mosto gota fue clarificado en cámaras de frío a 4ºC, mientas que la fermentación se realizó a 18 ºC, con levaduras seleccionadas”, manifestó. “A su vez, la estabilización tartárica se hizo con frío con las pruebas de clarificación correspondientes”, indicó.
Así, se obtuvo un producto con 14 º v/v de alcohol y 68 g/L de azúcar residual, que fue fraccionado, previa filtración por cartucho y membrana, y tapado con un corcho natural de primera.