Impulsan 62 emprendimientos de género y jóvenes rurales
El INTA y la Fundación ArgenINTA ponen en valor la importancia de estas temáticas en el desarrollo de los territorios. Los proyectos destacados se vinculan con temáticas como horticultura, granja, ganadería, apicultura, comercialización, generación de servicios, agregado de valor en origen, tejido y agroturismo.
El INTA y la Fundación ArgenINTA impulsan 62 proyectos para el fortalecimiento del enfoque de género y jóvenes rurales. Es la segunda vez que se pone en valor la importancia que estas temáticas tienen para el desarrollo de los territorios e impulsa su financiamiento.
En esta oportunidad se seleccionaron 32 emprendimientos de jóvenes entre 16 y 29 años que habitan en comunidades rurales y realizan actividades productivas o de servicios, que planean insertarse en el medio rural, o que se encuentran en etapas de formación.
Al mismo tiempo, se reconocieron 30 proyectos de fortalecimiento del enfoque de género, que tienen por objetivo consolidar la participación de mujeres y diversidades, como parte de una política activa de la institución, que busca la incorporación de la perspectiva de género en toda su cartera.
“Esta iniciativa federal que abarca todos los territorios y la diversidad de las cadenas y problemáticas del sector agropecuario, nos encuentra hoy pudiendo avanzar en estos 32 proyectos de jóvenes y 30 de mujeres y diversidades que se suman a los que ya iniciamos en el año 2020”, destacó Susana Mirasou, presidenta del INTA, durante la presentación
“Esta política activa, en línea con nuestra gestión de gobierno, es una prioridad total para nosotros; y si llegamos hasta hoy es por el gran trabajo en conjunto entre los grupos, la Fundación ArgenINTA, la Dirección Nacional del INTA, los centros regionales, experimentales, las agencias de extensión y por supuesto, la plataforma de género, infancia y adolescencia y también el proyecto arraigo y juventud”, señaló Mirasou quien agregó: “Esto que hemos asumido como una prioridad en nuestra gestión va a seguir siéndolo y desde este lugar, trabajando con agendas compartidas, vamos a seguir buscando el camino hacia la igualdad de derechos y generar proyectos que aporten a la agricultura familiar, campesina e indígena”.
A partir de este reconocimiento, los emprendimientos contarán con el financiamiento de diversas actividades que les permitirá dar un salto cualitativo y cumplir con los objetivos propuestos para el desarrollo de las comunidades donde se insertan.
“Este desafío de empoderar a jóvenes, diversidades y mujeres para llevar adelante pequeños proyectos que puedan escalarse el día de mañana y con el acompañamiento del INTA, es un honor, es un compromiso y un sueño concretado”, expresó María Rosa Scala, –directora nacional asistente de Transferencia y Extensión del INTA.
“Para nosotros es clave el trabajo que hace cada uno de los centros regionales, las estaciones experimentales, las agencias de extensión porque esto es producto del trabajo en todo el territorio nacional”, puntualizó José Portillo, director de la Fundación ArgenINTA.
Los 62 proyectos que se pondrán en marcha se suman a los 31 reconocidos en marzo de 2021 y cuentan con la participación de 334 mujeres y disidencias y 185 jóvenes rurales, que serán acompañados por las diferentes agencias de extensión del INTA para facilitar la implementación de las propuestas.
Las propuestas destacadas se vinculan con temáticas como horticultura, fruticultura, granja, ganadería (porcina, caprina y ovina), avicultura, apicultura, comercialización, generación de servicios y agregado de valor en origen; tejido, talabartería, elaboración de cerveza y agroturismo
Desarrollo territorial con enfoque de género
Uno de los 30 proyectos de género reconocidos involucra la participación de mujeres y disidencias en el emprendimiento “Huerta Agroecológica MTE” en el Banco de Alimentos de la ciudad de Trelew, Chubut. Se trata de una iniciativa que tiene por objetivo fortalecer un espacio de organización y trabajo comunitario, que permitirá mejorar los ingresos económicos de sus participantes, pero también incorporar alimentos de calidad y facilitar el acceso de los mismos a otras familias en condición de vulnerabilidad.
“Las mujeres y disidencias de sectores vulnerables tienen grandes dificultades para acceder a trabajos estables y no son reconocidas las tareas de cuidado que llevan a cabo, pero se organizan para trabajar en merenderos y comedores populares”, explicó el responsable del proyecto por el INTA, Daniela Raguileo. A su vez, agregó que “la huerta agroecológica que llevan adelante representa un lugar de aprendizaje y empoderamiento colectivo a través de la producción de alimentos”.
En ese sentido, el proyecto se propone mejorar el sistema de riego para potenciar los emprendimientos socioproductivos, aumentar la producción de alimentos y, al mismo tiempo, eficientizar el uso del agua: “Pensamos un sistema de riego por goteo porque es acorde a nuestros cultivos y simplificar esa etapa de la producción nos permitirá potenciar nuestro trabajo en otras partes del sistema”, señaló Paola Sánchez, una de las integrantes del proyecto.
Otro de los proyectos destacados en esta línea es el de un grupo de mujeres artesanas y granjeras, socias del Nehuen Ñuque Mapu junto a otras 20 familias que habitualmente organizan una feria agroecológica en Zapala, Neuquén.
“El Nehuen Ñuque Mapu tuvo que suspender las ferias por la pandemia y mientras la mayoría de los productores tomó como estrategia el armado de hortalizas frescas, las mujeres artesanas fueron las más perjudicadas”, precisó Alejandra Gallardo, responsable del proyecto por el INTA, y agregó: “Con esa propuesta buscan producir plantines hortícolas y de aromáticas adaptados a la zona con autoproducción de semillas criollas de algunas especies que no se consiguen en el mercado convencional”.
La referente del grupo, María Contreras, explicó que con el financiamiento esperan “realizar cuatro plantineros que beneficiarían a cinco artesanas y permitirían poder aportar al autoconsumo familiar a través de la producción de hortaliza y el excedente comercializarlo en las ferias o bolsones que realiza el Nehuen Ñuque Mapu”.
“Sería un gran aporte a este grupo de mujeres en tanto les aseguraría el autoconsumo de hortalizas frescas y complementarían su unidad económica familiar, ya que muchas además son granjeras y cuentan con un gallinero y un lotecito de gallinas ponedoras”, consideró.
Jóvenes rurales apuestan al territorio
Entre los 32 proyectos de jóvenes rurales seleccionados, se destaca uno presentado por diez jóvenes de familias campesinas de la localidad de Taco Pozo –Chaco– que desean generar un microemprendimiento destinado a la producción y comercialización de quesos y quesillos.
“En la zona hay una faltante de producción de quesos y el abastecimiento de los locales comerciales se realiza desde Salta y Santiago del Estero que, por las distancias, ofrecen los quesos a precios poco accesibles”, explicó Verónica Palacios, responsable del proyecto por el INTA, y agregó: “Una producción local resultaría competitiva porque implicaría menores gastos de traslado”.
Para la especialista, el proyecto “contribuirá a afianzar el arraigo de los jóvenes de la agricultura familiar, campesina e indígena a través de la generación y el fortalecimiento de proyectos productivos con agregados de valor, que podrían implicar una mejora de hasta un 30% en el ingreso familiar”.
Por su parte, Ramón Rojas, uno de los integrantes del proyecto, aseguró que esperan elaborar y vender, en el plazo de un año “960 kilogramos de quesos y 480 de quesillos”, al mismo tiempo que pretenden con la iniciativa “reducir los precios actuales de los quesos y quesillos que vienen de otras provincias, para dar mayor posibilidad a las familias en el consumo”.
Otro de los proyectos destacados en esta línea es impulsado por un grupo de jóvenes de la localidad de Juan Jorba, San Luis. Se trata de un emprendimiento asociativo basado en la avicultura, que busca fomentar un manejo con bases sociales ambientales y económicas rentables, regenerar el ambiente y aumentar su potencialidad productiva.
“Con el aporte de la Fundación ArgenINTA se podrá incorporar una nueva actividad al sistema de producción que será de total importancia para el arraigo de los jóvenes”, explicó Guadalupe Echaide, responsable del proyecto por el INTA, y agregó: “Al mismo tiempo surge la necesidad de poder regenerar tierras degradadas por la salinización y en desuso por el proceso de formación del río nuevo”.
En este sentido, los jóvenes buscan incrementar la producción de carne avícola y huevos bajo un sistema alternativo a pasto, ambientalmente sustentable y de bajo costo, agregando valor al producto, y generar ingresos que permitan la supervivencia y el crecimiento del emprendimiento colectivo, con una impronta desde la perspectiva de género.
Los jóvenes realizan pastoreo respetando los ciclos productivos, lo que permite mejorar las condiciones de bienestar animal y ahora buscan “llevar las gallinas a pastoreo, producir huevos pastoriles y generar nuevos puestos de trabajo”, explicó Matías Rodríguez, uno de los integrantes del proyecto.