25 de noviembre de 2011

Forrajes, ahora en el medio del valle

La producción de maíz en los valles irrigados son un complemento estratégico para cubrir la alimentación de los bovinos.

El aprovechamiento del maíz como grano y silo aparece como una oportunidad para el desarrollo de la ganadería bovina del Valle Medio –Río Negro–. Con un uso estratégico de las reservas en épocas de déficit, es posible optimizar la oferta de alimento durante el año y aumentar la eficiencia de la producción de carne por hectárea.

“Los valles irrigados tienen el potencial de producir alimento para todas las vacas de la norpatagonia”, expresó Verónica Favere, especialista en producción de forrajes del INTA Valle Medio quien además agregó que “el cultivo de maíz es una alternativa interesante debido al alto contenido de energía de los granos”.

Entre los suplementos más utilizados, el maíz como grano seco, húmedo o silaje juega un rol clave en muchos de los sistemas ganaderos argentinos. El guardado de este cultivo en silos ayuda a cubrir los requerimientos de los animales durante el periodo invernal y balancear los nutrientes cuando hay déficit de energía.

“La alta producción de materia seca por hectárea, mayor volumen de energía digestible y la excelente aptitud para el ensilado –por su alto contenido de carbohidratos no estructurales solubles–  le permite al productor una mayor independencia de las condiciones climáticas para su confección”, explicó Favere.

Comparado con otros modos de conservación forrajera, este sistema presenta mayor estabilidad, “lo que se define como un seguro de producción”, señaló.

Las decisiones de manejo del cultivo y de la práctica del ensilado –densidad de plantas a cosecha, tipo de híbrido, momento y altura de corte, tipo de silo y tamaño de picado– deberán tender a un alto rendimiento productivo con un elevado valor nutritivo.

De acuerdo con ensayos preliminares, es posible producir alimento suficiente para 150 novillos con una ganancia diaria de peso de 1 kilogramo.

“Las ganancias diarias de peso vivo –precisó la técnica– no solo dependen de la dieta en el corral, sino de la historia previa de esos animales: como fue su recría, calidad genética y manejo”.

A futuro, adelantó Favere se ensayarán mejoras en el contenido de proteína bruta –como pellet de girasol–­. “Debido a la simplicidad del sistema, el productor podrá realizarlo con una dedicación aproximada de dos horas diarias y sin necesidad de contar con maquinaria ni mano de obra”.