13 de octubre de 2016

El INTA Paraná abrió sus puertas a la comunidad

Con el foco puesto en la gestión ambiental, el instituto expone las principales actividades de investigación y extensión para el desarrollo productivo de la región. Estudiantes, productores y público general recorrieron la muestra en el primer día.

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Con más de 600 visitantes en el primer día, el Día de Campo del INTA Paraná mostró a estudiantes, productores y a toda la comunidad las principales líneas de trabajo en investigación y extensión. Organizado en un sendero, con ocho paradas y en 20 hectáreas, el foco estuvo puesto en la gestión ambiental. Representantes de Aapresid, CREA, el Consejo General de Educación, del Colegio de Profesionales de la Agronomía de la provincia y la Faculta de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Entre Ríos firmaron tres cartas de intención para realizar proyectos conjuntos.

Oscar Valentinuz, director del Centro Regional Entre Ríos del INTA, aseguró que el Día de Campo en el INTA Paraná es “un espacio y una oportunidad para mostrar a toda la comunidad lo que hace el INTA en la región”.

“Este Día de Campo es no sólo para mostrar nuestros avances en líneas de investigación a nuestros socios históricos en el territorio, sino también para que el resto de la comunidad, urbana y rural, conozca cuáles son los aportes del INTA”, expresó Valentinuz y agregó: “Uno de nuestros objetivos es acercar la ciencia a la gente, con la mirada puesta en el futuro”.

Mauricio Sordelli, presidente del Consejo Directivo del Centro Regional Entre Ríos, señaló: “Abrir las puertas del INTA Paraná, para nosotros fue un desafío”, y agregó: “Queremos mostrar lo que se hace en cada lugar del territorio para la producción de alimentos”

Con el objetivo de ordenar las actividades, representantes de Aapresid Paraná, CREA litoral sur, el Consejo General de Educación de la provincia, el Colegio de Profesionales de la Agronomía y de la Faculta de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Entre Ríos firmaron tres cartas de intención para avanzar en la realización de proyectos conjuntos.

“Estos acuerdos son un avance importante entre nuestra institución y las organizaciones del sector agropecuario y educativo”, indicó Valentinuz quien agregó: “La firma de estas cartas de intención ayudan al ordenamiento y nos marcan el camino a seguir pensando en el futuro”.

En este sentido, Sordelli destacó que estas interacciones forman parte de una estrategia que incluye la creación de agendas comunes. “Este es el puntapié inicial para que se generen nuevos acuerdos y convenios más puntuales, sobre aspectos técnicos”, expresó.

Las cartas de intención contemplan la planificación de actividades vinculadas al monitoreo de enfermedades, cultivos de cobertura –con el foco puesto en el estudio del suelo y las variables productivas–,  malezas, entre otros. Además, junto con el Consejo de Educación provincial se prevén capacitaciones a docentes en temas agropecuarios y producción de materiales didácticos.

Para Valentinuz el Día de Campo en el INTA Paraná es “un espacio y una oportunidad para mostrar a toda la comunidad lo que hace el INTA en la región”.

Todo el potencial productivo de la región

El aporte del organismo a la gestión ambiental de la región fue uno de los temas centrales del Día de Campo, que organiza el INTA en Paraná y que se extiende hasta el 14 de octubre. La exposición, con entrada libre y gratuita, fue declarada de interés por el Consejo General de Educación de Entre Ríos.

Así, el INTA Paraná muestra las principales actividades de investigación y extensión que se desarrollan en la región. Organizado en un gran sendero agroambiental, el Día de Campo está dividido en ocho paradas: desde mejoramiento vegetal, resistencia a enfermedades –como fusariosis de la espiga y royas en trigo, cancro del tallo en soja y necrosis de la base del tallo por Phoma en colza– hasta las tareas que realiza el laboratorio de calidad de cereales y oleaginosas y las del observatorio agroambiental. Además, se expusieron las líneas de trabajo sobre manejo integrado de plagas (MIP).

Los servicios ecosistémicos tuvieron un lugar destacado debido a que son los que benefician no sólo al ambiente agropecuario, sino también a las personas que viven en los pueblos y ciudades alejados del campo. Asimismo, pusieron énfasis en las buenas prácticas de manejo de los cultivos para incrementar su producción.

Con respecto al observatorio, se mostró en detalle cómo funciona la Unidad de Monitoreo Agroambiental conformada por una microcuenca de 25 hectáreas, una terraza lista para sembrar de 220 metros de longitud y una gran calicata.

El sendero agroambiental combinó el conocimiento con las tecnologías disponibles para el  cuidado del suelo y su productividad, con estrategias innovadoras como la medición de gases de efecto invernadero, la fertilización sitio-específico y el uso de drones.

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Organizado en un sendero, con ocho paradas y en 20 hectáreas, el foco estuvo puesto en la gestión ambiental.

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