Cómo potenciar los verdeos por ambiente
Técnicos del INTA Bordenave –Buenos Aires– analizan el potencial productivo, el rendimiento y la adaptabilidad de los principales cultivares. Claves para elegirlos, según cada zona.
En muchos sistemas de producción de carne y leche, los verdeos de invierno son fundamentales debido a que cubren la escasez de forraje que se da en otoño, invierno y a principios de primavera. Especies como la avena, el centeno y la cebada pastoril –también llamada forrajera– tienen características propias que permiten abarcar diversos ambientes y obtener los mejores resultados. Por esto, técnicos del INTA Bordenave –Buenos Aires– brindan recomendaciones para una adecuada elección.
Fernando Giménez, especialista en mejoramiento genético de cereales y oleaginosas de esa unidad del INTA, expresó que “la elección de los cultivares a sembrar es uno de los factores más importantes y, generalmente, los productores le dan mucho menos importancia que a los cultivos agrícolas”.
En la actualidad, existe una amplia variedad de cultivares que poseen características diferentes relacionadas con la producción total, ciclo de producción de forraje y resistencia a enfermedades, entre otras. Esta diversidad, “permite elaborar cadenas forrajeras en las diversas regiones productivas del país”, señaló Giménez quien indicó: “En nuestro país existen muchos cultivares viejos con problemas de productividad y susceptibilidad a enfermedades; por esto, es necesario difundir las variedades que están disponibles en el mercado”.
Para obtener altas producciones y raciones a menor costo, Giménez aseguró que “es necesario una correcta elección del lote, por el contenido de agua en el perfil y la fertilidad, una adecuada elección del cultivar y una siembra en fecha óptima”.
Información para decidir
Por la superficie sembrada –1,5 millones de hectáreas–, la avena es el verdeo de invierno más importante de la Argentina. Además de su alta producción de pasto, se destaca de otros verdeos por la alta calidad que mantiene en los estadios reproductivos.
Por su versatilidad, este verdeo puede ser usado para la producción de granos, reservas de forraje –silajes de planta entera y rollos– y para generar cobertura en sistemas agrícolas de siembra directa. Los últimos cultivares desarrollados e inscriptos por el INTA Bordenave son Carlota INTA, Marita INTA y Julieta INTA. Asimismo, Elisabet INTA y Lucía INTA están en trámite de inscripción.
“Tanto Marita INTA como Julieta INTA, se destacan por su alta producción de forraje verde durante el invierno”, expresó Giménez y agregó: “Poseen buena tolerancia a enfermedades como roya de la hoja, mancha marrón y bacteriosis”.
Si bien ambas avenas resisten al frío, a la sequía y se adaptan a diferentes regiones, manejos y lotes, Julieta INTA se destaca en ambientes más hostiles por lo que es recomendada para toda la región pampeana oeste.
En el caso de Marita INTA, su estructura de planta y su excelente rebrote, hace que se destaque en planteos de pastoreo intensivo. Además, muestra un buen comportamiento a vuelco y desgrane; mientras Carlota INTA se destaca en buenos ambientes y manejos de alta producción de forrajes. “Estos cultivares son comercializados mediante un convenio de vinculación tecnológica con la empresa SeedAr”, afirmó Giménez.
Por su parte, Federico Moreyra, especialista en producción de cereales y oleaginosas de esa unidad del INTA, destacó el rol de las cebadas pastoriles en los sistemas ganaderos por su buena capacidad de rebrote. “En general, se caracterizan por su rápida producción de forraje lo que permite adelantar el primer pastoreo”.
Según Moreyra, cultivares como Huilen INTA y Nélida INTA, recientemente inscriptos, se destacan por su producción de pasto total y mayor tolerancia a enfermedades. “Estas nuevas variedades producen un 20 % más que los antiguos cultivares y, en algunas regiones, llega al doble de forraje”, indicó y enumeró los principales cultivares desarrollados por el INTA Bordenave: Rayen INTA, Huilén INTA y Nélida INTA.
Huilén INTA se destaca por su alta producción de forraje y muy buena adaptación a ambientes con limitantes. Por esto, es recomendada para el oeste y sur de la región pampeana. Por otro lado, Nélida INTA, combina una alta producción de forrajes con un mayor rinde de granos, lo que la convierte en una opción ideal para doble propósito o silajes de planta entera. En cambio, Rayen INTA se destaca en buenos ambientes, especialmente en el centro – norte de la región pampeana.
En el caso de los centenos, por su tolerancia a frío y sequía, son los verdeos invernales ideales para los suelos arenosos del oeste de Buenos Aires, La Pampa y sudoeste de Córdoba.
De acuerdo con Giménez, la recomendación es complementarlos con avenas debido a que pierde mucha calidad de forraje cuando empieza a encañar. “Hay cultivares precoces, que producen forraje rápidamente y deben ser pastoreados para evitar que encañen y pierdan la capacidad de generar un nuevo rebrote”.
Entre los cultivares de centeno recientemente inscriptos, se destacan Ricardo INTA, Don Ewald INTA, Emilio INTA y Don José INTA.
Los especialistas coinciden en que Ricardo INTA es un centeno de muy alta producción de forraje, ciclo corto y genera mucho forraje en otoño, por lo que es ideal para inicio de una cadena forrajera o como cultivo de cobertura. Asimismo, Don José INTA se destaca por su alta producción de forraje durante todo el ciclo y su amplia adaptabilidad a diferentes ambientes. “Con un ciclo largo a intermedio, es el centeno con mejor comportamiento a frío y sequía del mercado”, aseguraron.
Más allá de las particularidades de cada variedad y cada cultivar, ambos especialistas pusieron el foco en que para lograr una buena producción de forraje durante el invierno hay aspectos que son fundamentales a la hora de la planificación, como: el atraso en la fecha de siembra, la mala elección de los cultivares y la semilla no identificada.