22 de noviembre de 2010

Claves para lograr el mejor girasol

En el marco de la Asociación Argentina de Girasol (ASAGIR), el INTA acompaña al productor y define las claves para lograr un buen cultivo de girasol.

Facundo Quiroz del INTA Balcarce explicó que “el agua almacenada en el suelo a la siembra puede representar hasta el 30% del consumo total de un girasol de 2500 kg/ha. Por esto, durante el barbecho se debe acumular la mayor cantidad de agua posible en el suelo. La duración de barbecho (> 2 meses) y el control de malezas serán los aspectos más relevantes para el manejo durante este período”. 

La  mayor cobertura de suelo lograda por la siembra directa (SD) mejorará la humedad del suelo y prolongará el periodo de oportunidad de siembra. En SD se logrará  una rápida profundización de las raíces, lo que disminuye los problemas de impedancias sub superficiales.

En este sentido, Quiroz indicó que la elección del híbrido “se base en información de ensayos comparativos de rendimiento de al menos dos años”.

El INTA, lleva a cabo la Red Nacional de Girasol donde se evalúan los híbridos comerciales en diferentes ambientes productivos. El especialista explicó que deben elegirse los híbridos con los mejores comportamientos para los dos o tres ensayos más cercanos al lugar donde se implantará el cultivo.

Si bien, para cada región productiva existe un periodo recomendable de siembra, para la elección de la fecha adecuada hay que tener en cuenta la temperatura (>14,5 ºC) y humedad del suelo, largo de ciclo del híbrido y la oferta ambiental, teniendo en cuenta los factores que limitan la producción.

En general para zonas de alto potencial los especialistas recomiendan las siembras tempranas, sin embargo cuando existen limitantes a la producción tales como la falta de agua se recomienda ajustar la fecha de siembra a la oferta hídrica, favoreciendo a una buena implantación y posterior desarrollo.

Debe obtenerse densidades de 40-50.000 plantas/ha y lograr una buena distribución de las plantas. Sin embargo, se recomiendan menores densidades (35.000 pl/ha) en ambientes escasos en lluvias, en suelos con muy baja capacidad de retención hídrica (suelos muy arenosos) o en suelos con profundidad limitada.

“Para lograr la densidad adecuada se debe adecuar la elección de la placa, la velocidad de siembra y la calidad de la sembradora. Otros aspectos a destacar son el monitoreo y control de plagas en los estadios iniciales (insectos de suelo, hormiga, tucura, grasienta o babosas) y la calidad biológica de la semilla (poder germinativo y vigor)”, explicó el técnico de Balcarce.

La elección del herbicida o sistema de control debe realizarse teniendo en cuenta las malezas existentes en su lote y el tipo de labranza y la rotación de cultivos. Cada sistema tiene malezas que controla y otras que no.

Quiroga aseguró que “el uso de un arrancador como Fosfato Diamónico –40 kg/ha– contribuirá a un cultivo parejo y de mejor desarrollo de raíces. Es recomendable que este fertilizante sea colocado al costado y debajo de la semilla, debido a que en la línea puede resultar fitotóxico para la planta”.

Por último, el técnico aconsejó que “el productor esté atento, cuando se acerca la cosecha, a la humedad del grano. Los híbridos actuales permanecen verdes aún con grano ya seco. Evalúe la conveniencia de pagar algún punto de secada para minimizar las perdidas (desgrane natural o daño por palomas) que ocasiona esperar”.

Más información en el INTA Informa impreso (edición completa en PDF)

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