31 de mayo de 2017

Alimentos frescos para 7 centros de jubilados

Una iniciativa del INTA y del PAMI, junto con el ministerio de la Producción de la Nación y la Central Cooperativa del Mercado Central, permitirá que 20 centros de jubilados de Morón reciban alimentos frescos para, a su vez, distribuirlos entre familias vulnerables de la localidad.

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En el oeste no sólo está el agite: también están los veinte centros de jubilados y pensionados que recibirán, a partir del 19 de junio, bolsones de alimentos como parte de un trabajo del INTA junto con el PAMI, el ministerio de la Producción de la Nación y la Central Cooperativa del Mercado Central.

Se trata de una articulación interinstitucional presentada hoy en la Universidad Diocesana de Morón, que tiene como origen a la iniciativa Pro Bienestar –impulsada por el PAMI desde hace 25 años– y el programa ProHuerta, que desde hace 27 años llevan adelante el INTA y el ministerio de Desarrollo Social de la Nación (MDS). Gracias a la convergencia de estos dos proyectos, veinte centros de jubilados de la localidad de Morón comenzarán a recibir alimentos saludables –que incluyen verduras frescas producidas por agricultores familiares bonaerenses– para que luego se distribuyan entre familias vulnerables de la localidad. De este modo, esta iniciativa asegura un bolsón para cada familia participante.

“Esta propuesta reconoce a los adultos mayores como gestores y protagonistas de la política pública”, dijo Analía García, coordinadora del programa Pro Bienestar. “Tenemos el desafío de llegar a los que más lo necesitan de la mejor manera”, agregó la funcionaria.

Por su parte, Facundo Videla, del ministerio de Producción de la Nación, destacó que “tres organismos públicos se juntan para direccionar las compras que hace el Estado”, al tiempo que resaltó la necesidad de asegurar una mejora continua de la calidad de los alimentos que forman parte de la canasta, así como que estén provistos por la economía social.

En esa línea, el técnico del ProHuerta en el Área Metropolitana de Buenos Aires, Francisco Pescio, se refirió a tres desafíos concretos: “Por un lado, debemos fortalecer los canales cortos para que los productos pasen por pocas manos y se pague un precio justo a sus productores. Por otra parte, es fundamental que garanticemos la inocuidad de los alimentos. Y como desafío adicional, debemos brindar nuestro apoyo técnico e institucional a los centros de jubilados y pensionados para desarrollar huertas comunitarias, ofreciéndoles tanto insumos como capacitaciones”.

Para llegar a los centros de jubilados, el bolsón recorre un circuito que se inicia en las huertas de agricultores familiares y cooperativas, en el marco de la economía social y comercio responsable que permite una relación más directa entre productores y consumidores. A ese centro de distribución –y más precisamente, al puesto cuatro de la segunda nave, donde está el local de la Central Cooperativa– llegan los alimentos frescos, que se empacan junto a otros productos antes de enviarse a sus destinatarios finales.

La canasta de alimentos que se distribuye en los centros de jubilados puede tener dos configuraciones diferentes, A y B, que se alternan mensualmente. En ambos casos, los productos de base incluyen atún, yerba, aceite, arroz, polenta, fideos guiseros, spaguetti y vegetales, además de queso, harina y miel (en el caso de la alternativa A) o leche, puré de tomate y azúcar (para la alternativa B). Existe, a su vez, una tercera versión de la canasta, elaborada especialmente para personas que padecen diabetes.

Además de la entrega de los bolsones cerrados, como parte de esta articulación institucional, los centros de jubilados reciben asesoramiento legal y contable, así como respecto a la adecuación del espacio, cartelería e identificación, cubriendo los gastos inherentes al servicio. Asimismo, se les ofrece acceso a distintas ferias de agricultura familiar, talleres de gastronomía y autoproducción de alimentos.

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