30 de junio de 2017

Agua segura para 4.500 personas de comunidades rurales

El INTA forjó una alianza con el Proyecto Agua Segura para que miles de familias puedan acceder a ese recurso vital. Desde 2016, gracias a la vasta presencia territorial del instituto, ya se instalaron filtros purificadores en 25 localidades de 18 provincias y casi 80 escuelas.

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Cincuenta litros de agua por día. Es la cantidad recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el consumo, limpieza e higiene de una persona. En la Argentina, muchas comunidades aún carecen de red de agua y se abastecen mediante distintas fuentes como pozos, represas artificiales, vertientes alejadas, entre otras alternativas, que a menudo se caracterizan por la falta de cantidad o calidad. En este contexto, el INTA y el Proyecto Agua Segura se asociaron para contribuir a paliar esta problemática y ayudar a que las comunidades rurales cuenten con agua sin bacterias, virus y parásitos.

El objetivo de esta cooperación puede resumirse así: “Llegar a todos los argentinos lo antes que podamos con la solución más sostenible y replicable que encontramos”, sostuvo el médico Nicolás Wertheimer, quien fundó esa empresa social junto con Julián Weich, reconocida figura televisiva y embajador de la UNESCO.

Con esa finalidad y con el apoyo del INTA, desde 2016 hasta abril de 2017, se instalaron filtros purificadores de alta eficiencia en 25 localidades de 18 provincias, en casi 80 escuelas y dos centros comunitarios. Esa tecnología permite prevenir enfermedades transmitidas por el agua en comunidades en situación de vulnerabilidad de todo el país.

A su vez, el programa alcanzó, en dos años de trabajo, a más de 300 escuelas, y beneficiar a más de 20 mil personas en todo el país.

Con el apoyo del INTA, desde 2016 hasta abril de 2017, se instalaron filtros purificadores de alta eficiencia en 25 localidades de siete provincias, en 77 escuelas y dos centros comunitarios.

De ese modo, se implementaron 79 programas Escuelas y Centros Activos, que consisten en capacitaciones lúdicas y técnicas con los niños y el cuerpo docente, además del armado y puesta en marcha del proyecto. En total, ya se beneficiaron 3.819 alumnos y 300 maestros. A su vez, se implementaron tres programas Comunidades Activas, que capacitan a las familias y realizan el recorrido por las casas para dejar instalada y en funcionamiento la tecnología para el filtrado del agua. Estos últimos programas favorecieron a 79 familias, un total de 360 personas.

“Trabajamos en equipo con organizaciones como el INTA, que conocen el territorio hace mucho tiempo, nos abren las puertas de las comunidades y nos ayudan con los talleres. Son referentes para nosotros y si no trabajamos en red no hay forma de solucionar una problemática tan grande”, sostuvo Wertheimer.

En esa línea, Wertheimer expresó que “el INTA es una familia para mí a esta altura” y consideró que el vínculo “creció tan fuerte que ahora ellos se vuelven capacitadores de Agua Segura en algunas experiencias, intercambiamos proyectos, los armamos juntos, localizamos las localidades vulnerables en conjunto. Es una gran alianza”.

Gracias al trabajo articulado en las comunidades por parte del sistema de extensión del INTA, del programa ProHuerta y Agua Segura, se relevaron más escuelas y comunidades.

De acuerdo con el coordinador nacional de Transferencia y Extensión del INTA, Diego Ramilo, se trata de una cooperación logística que aprovecha la territorialidad del INTA y comparte algunas de sus prioridades de desarrollo integral: “Con el Proyecto Agua Segura facilitamos la articulación a escala nacional, así cada vez que ellos definen la necesidad de acercar los filtros a determinadas escuelas o parajes, el INTA pone a disposición todas sus capacidades para acompañarlos”.

Asimismo, Ramilo remarcó la importancia de enmarcar este trabajo en los proyectos especiales de acceso al agua como un aditamento de los sistemas de captación de agua de lluvia que lleva adelante el ProHuerta, el programa que hace 27 años conducen el Ministerio de Desarrollo Social y el INTA.

Estas iniciativas dan respuestas a una demanda u oportunidad del territorio en función de un proyecto participativo con la población involucrada. Así, las soluciones se construyen desde el conocimiento de los productores y el aporte técnico del INTA y de terceros, con el fin de potenciar procesos de desarrollo territorial.

Gracias al trabajo articulado en las comunidades por parte del sistema de extensión del INTA, del programa ProHuerta y Agua Segura, se fortalecieron las redes de trabajo entre ambas organizaciones, se relevaron más escuelas y comunidades y se potenció el empoderamiento de los grupos alcanzados.

Wertheimer: “Trabajamos en equipo con organizaciones como el INTA, que conocen el territorio hace mucho tiempo y nos abren las puertas de las comunidades”.

Este proyecto también cuenta con la participación de Misiones Rurales, una ONG que articula el trabajo de instituciones y donantes con alrededor de 550 escuelas primarias rurales con diversas necesidades. “El tema del agua es una demanda importante en muchísimas provincias y tiene dos aspectos: la accesibilidad y la potabilización del agua”, sostuvo Patricia García Albaladejo, directora ejecutiva de la organización. “Con Agua Segura lo que hicimos fue llevar filtros potabilizadores de agua a escuelas en Catamarca, Río Negro y Salta”, agregó.

“En Argentina tenemos un 17 % de población –o aún más, porque hay cifras informales que revelan números mucho más altos– de gente tomando agua sin tratamiento y expuestos a enfermedades”, afirmó Wertheimer.

De acuerdo con el médico, el peor desenlace de esta realidad puede ser la muerte por deshidratación. Asimismo, recalcó que el desarrollo neurológico está asociado a la nutrición en los primeros mil días de vida: “Al exponerse a parásitos del agua, los chicos no logran absorber los nutrientes más importantes durante la etapa temprana de crecimiento, afectando al sistema nervioso central”, expresó.

El Proyecto Agua Segura instala filtros purificadores de origen suizo para el tratamiento de agua. Cuentan con una tecnología de ultrafiltrado que retienr hasta los microorganismos más pequeños.

Para disminuir esta cifra, Agua Segura instala filtros purificadores de origen suizo, de una gran efectividad para el tratamiento de agua, puesto que cuentan con una tecnología de ultrafiltrado que logra retener hasta los microorganismos más pequeños, gracias a sus poros de 20 nanómetros de diámetro.

Los dispositivos se asemejan a un dispenser grande de agua y tienen una vida útil de cinco años. De acuerdo con Wertheimer, estas tecnologías requieren de una mirada de largo plazo: “Para solucionar problemáticas en lugares tan dispersos como en donde trabajamos, mientras menos mantenimiento y complejidad, mayor sustentabilidad”.

 

Entrevista a Nicolás Wertheimer, médico y fundador del proyecto  Agua Segura.

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