12 de diciembre de 2011

“La Argentina tiene una política de Estado que jerarquiza la CyT”

Lo afirmó Lino Barañao, ministro de Ciencia y Técnica de la Nación, en referencia a las metas a futuro: inclusión social y competitividad económica.

El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva fue creado para fortalecer un nuevo modelo productivo que genere mayor inclusión social y mejore la competitividad de la economía bajo el paradigma del conocimiento como eje del desarrollo.

Para ello, desarrollan diversas acciones que requieren de una serie de innovaciones con respecto a la estructura organizacional y los instrumentos de financiamiento en el área de Ciencia y Tecnología (CyT). De esta forma, “logramos reconstruir el Sistema Científico argentino con más investigadores, mayores salarios y mejor infraestructura”, afirmó el titular de esa cartera, Lino Barañao, en una entrevista exclusiva para la Revista RIA.

¿Qué significa para el Ministerio y para el sector de CyT del país la apertura del Polo Científico Tecnológico?

Tiene múltiples significados. El primero es centralizar la administración de la Ciencia (allí estarán ubicados el Ministerio, la Agencia y, en la próxima etapa, el CONICET). Además, se trata de una experiencia única para aunar, en una misma sede, las actividades de administración, de investigación y de difusión. Las tareas de investigación estarán ubicadas en los Institutos Internacionales de Innovación Interdisciplinaria que requieren un socio extranjero para instalarse. El primero de ellos esla sociedad Max Planck y ya están en marcha el de Diseño Industrial con Italia, el de Biotecnología con el Centro internacional para Ingeniería Genética y Biotecnología (ICGB, por sus siglas en inglés) de Trieste (Italia)  y un Centro de Supercómputos con Francia, entre otros. Queremos que individuos de otros países trabajen en distintos temas en un área común para lograr una interacción interdisciplinaria que nutra el desarrollo innovador. El área de difusión será un centro de elaboración de contenidos; de divulgación de las actividades del Ministerio y de promoción de carreras científico-tecnológicas que contará con un auditorio con actividades abiertas a la comunidad. Este Polo Científico dará un nuevo perfil a esa zona de Palermo que ya está siendo denominada “Palermo Science”.

¿Qué significa para nuestro país la apertura de un centro de investigación tan prestigioso como la Sociedad Max Planck?

Es una muestra del alto nivel de excelencia que tienen las investigaciones en nuestro país. Esto nos distingue de otros de América Latina y nos facilita convocar a otras instituciones para que funcionen en el mismo predio.

¿Cómo se integran los sistemas científico-tecnológicos en el MERCOSUR?

Casi desde la creación del MERCOSUR existe una reunión especializada en Ciencia y Tecnología (la RECyT) que buscó coordinar las políticas del sector con éxito relativo. Ahora avanzamos hacia proyectos más concretos que implican acceso a financiamiento y coordinación efectiva entre los distintos países. El primero, es el proyecto biotec UE-MERCOSUR destinado a mejorar, mediante la biotecnología, distintas cadenas agroalimentarias y una forestal. El segundo está relacionado con plataformas biomédicas que incluyen a este Polo dela sociedad Max Planck, al instituto Pasteur de Montevideo y otras instituciones de Paraguay y Brasil. Se trata del primer proyecto de estas características del MERCOSUR.

Brasil aparece dentro del MERCOSUR como un socio estratégico de la Argentina… ¿Cuál es su mirada desde la CyT?

Claramente es un socio estratégico y tiene un desarrollo científico muy importante. Brasil y la Argentina son, seguramente, los países con mayor desarrollo científico-tecnológico de América del Sur. De hecho, un estudio publicado en la revista Naturesobre la eficiencia de la cooperación científica entre países concluyó que la relación entre Brasil y la Argentina es la más intensa de todas las cooperaciones que existen entre dos naciones en el mundo. Esto muestra cuán importante es esta complementación y cooperación. De hecho, vamos a participar en la construcción de algunos de los módulos de luz sincrotrón, una infraestructura muy importante de investigación en la Universidad de Campiñas (Brasil). Creo que en el futuro la cooperación con Brasil va a ser más estrecha.

"El INTA es uno de los pilares de la actividad científico-tecnológica de nuestro país", aseguró Lino Barañao.

¿Cuál es el balance de Ciencia y Técnica en la Argentina de estos últimos años?

Logramos reconstruir el Sistema Científico argentino con más investigadores, mayores salarios y mejor infraestructura. Hoy contamos con un acoplamiento más eficaz entre la generación de conocimiento y la actividad productiva gracias a fondos sectoriales y al financiamiento de consorcios publico-privados en distintas áreas como biotecnología, nanotecnología y las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC). Finalmente, inauguramos la sede del Ministerio y lanzaremos el canal de TV. Son logros que consolidan la decisión estratégica de jerarquizar la CyT y convertirla en una política de Estado.

¿Qué temáticas son las que actualmente el Ministerio prioriza a la hora de otorgar apoyos a proyectos de investigación?

Nuestra política tiene dos componentes: financiar las áreas del conocimiento (a través de los fondos de promoción científica de la Agencia como el FONTAR) y apuntalar algunas áreas que consideramos importantes. En este sentido, tenemos tres plataformas tecnológicas (biotecnología, TIC y nanotecnología) que cruzan a áreas problema-y-oportunidad como la salud, la agroindustria, la energía y el desarrollo social. Esta nueva lógica exige que haya una asociación desde el inicio entre el sector público y el privado para asegurar que esa inversión del Estado llegue al ciudadano.

¿Cuáles son las temáticas priorizadas en materia de capacitaciones de los científicos de nuestro país?

Damos un apoyo específico a las carreras de informática con becas de grado TIC para facilitar la compleción de la carrera universitaria. Nos interesa, en general, la formación en todas las ciencias básicas y, en particular, las ingenierías que son un factor limitante en el futuro desarrollo del país. También apoyamos la formación de gerentes tecnológicos que vinculan al sector de la creación del conocimiento con el de su aplicación.

Si se considera que en octubre de este año nació el habitante número 7.000 millones. ¿Qué acciones realizan desde las instituciones de CyT argentinas para anticiparse a las futuras demandas de alimentos?

El problema serán los 2.000 millones que van a venir antes del 2050 y que exigirían un 70 por ciento más de alimentos. La única manera de satisfacer esa demanda será a través de la tecnología. Nosotros priorizamos al sector agroalimentario y estamos apuntando como meta general a lo que la Royal Societyde Inglaterra definió como “el desafío”: la intensificación sostenible de la agricultura global. Para ello, tenemos que desarrollar tecnologías que permitan producir más en menor terreno, en forma sostenida y respetando el mantenimiento de los ecosistemas. Esto sólo es posible con un abordaje interdisciplinario. A pesar de que estamos hablando del 2050, los tiempos necesarios para incrementar la productividad agropecuaria son conmensurables así que para nosotros es un área crítica.

¿Lo mismo sucede con acciones para mitigar o adaptarse al cambio climático?

Si, muchas de estas investigaciones que tienden a obtener variedades vegetales resistentes a la sequía tienen doble propósito: distinguir cultivos en zonas marginales (que históricamente no fueron aptas para la agricultura) y dar opciones al productor para un eventual cambio en las condiciones climáticas. Para ello, deberíamos tener un portafolio de variedades vegetales que permita adaptarse a distintas zonas del país que probablemente sufran cambios de distinta índole. El cambio climático es algo que agrava el problema de la seguridad alimentaria porque algunas predicciones no muy optimistas indican que la producción de alimentos disminuiría en un 30 por ciento. Entonces tenemos una situación realmente crítica por delante.

El proyecto “Raíces”, además de repatriar científicos, considera la vinculación con investigadores argentinos en el exterior. ¿Cómo funciona esa red y en qué proyectos conjuntos se encuentran trabajando?

El programa es muy amplio y con una multiplicidad de instrumentos que abarcan acciones de distintos organismos. Tiene una base de datos en la que se incorporan los investigadores y técnicos que están fuera del país para recibir información periódica sobre lo que ocurre en la Argentina y cuenta con las becas Milstein para quienes deseen dar clases o formar gente en este país. También está compuesto por un programa de radicación de investigadores que fue muy exitoso porque por primera vez se le da al investigador la seguridad de un contrato y la remuneración equiparable a la de cualquier investigador que permaneció en el país y que pudo acumular distinto tipos de adicionales. Para nosotros es importante mantener el vínculo con la comunidad científica en el exterior porque ellos pueden contribuir efectivamente al desarrollo científico del país. Hoy hay más de una veintena de investigadores que están colaborando efectivamente desde la meteorología, la física o la biología molecular, entre otras disciplinas.

Como ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. ¿Cómo ve al INTA?

El INTA es uno de los pilares de la actividad científico-tecnológica de nuestro país. Tiene un perfil muy particular porque es capaz de hacer investigación científica básica de muy buen nivel y una actividad de extensión que es insustituible. Nos interesa profundizar esa relación con un nuevo programa de innovación inclusiva que tienda a lograr lo que la presidenta de la Nación,Cristina Fernández de Kirchner, llama “la industrialización de la ruralidad” y creo que el Estado, además de obtener información y hacerla disponible, tiene que participar activamente en el armado de nuevos eslabonamientos productivos. Tenemos que avanzar un poco más como Estado si queremos lograr un impacto positivo en la inclusión social pasando a organizar gerencialmente estos proyectos.

El Ministerio implementa numerosas acciones destinadas a la promoción de la ciencia y amplió y diversificó su departamento de comunicación. ¿Por qué el desarrollo y fortalecimiento de la comunicación científica parece ser tan importante para ustedes?

La comunicación científica es una responsabilidad social del investigador que está financiado por la sociedad. Lo primero que recibe el contribuyente es información actualizada y rigurosa sobre distintos aspectos de la realidad que se está estudiando. En segundo lugar, nos interesa mucho que se valorice el sector de CyT y se muestren también los impactos económicos; queremos mostrar los casos de éxito cuando hay una interacción productiva entre el sector científico y el sector privado o el estatal. Y finalmente, nos interesa promover vocaciones. El país necesita ingenieros, programadores, físicos y químicos y no los está produciendo en la cantidad adecuada. Hoy apuntamos a un país que requiere de conocimiento. Si no tenemos profesionales en la ciencia, ese futuro que estamos mostrando en Tecnópolis difícilmente sea accesible. No sólo tenemos que divulgar, sino publicitar las ciencias; no sólo contar lo que hay, sino hacerlo atractivo. Tenemos que convencer al adolescente de que sus posibilidades de ascenso social son mayores con una carrera científico-tecnológica.

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