“Profundizaremos la integración con todas las instituciones educativas”
Lo dijo Francisco Anglesio, presidente del INTA, en la firma de un convenio con Alberto Sileoni, ministro de Educación que impulsa la formación de jóvenes en las escuelas agrotécnicas.
Con el fin de contribuir al desarrollo sustentable de las comunidades, Francisco Anglesio —presidente del INTA— junto con Alberto Sileoni —ministro de Educación de la Nación— firmaron un convenio que brinda el marco para implementar una red de Escuelas Agrotécnicas. El acuerdo busca formar técnicos agropecuarios, capacitar a docentes y consolidar a la escuela como núcleo de formación.
“Venimos trabajando fuertemente junto a las escuelas y, a partir de este convenio, vamos a profundizar la integración del INTA con todas las instituciones educativas de las regiones y provincias”, manifestó Anglesio.
Por su parte, Sileoni destacó la importancia de institucionalizar la relación entre las entidades: “Si bien en el territorio se da naturalmente, se deben generar acuerdos que permitan formalizarla y que perduren en el tiempo”.
La estrategia conjunta se dirige a impulsar actividades que aporten al desarrollo social y económico de los territorios, que generen procesos sostenibles en el tiempo y promuevan la activa participación de todos los actores del sistema científico-tecnológico relacionados al sector.
En este sentido, el INTA como generador de conocimiento y tecnología, tiene un rol fundamental en la capacitación de los jóvenes y los docentes. “Tenemos una herramienta extraordinaria que son nuestras capacidades, por eso debemos brindárselas a los jóvenes para que en el territorio puedan desempeñarse y ese es el desafío que tenemos como institución”, aseguró Anglesio.
En ese contexto, Sileoni explicó que “la lógica educativa necesita entrar en diálogo con otras miradas para aprender y el INTA, con un prestigio de casi 60 años en investigación y tecnología agropecuaria, a los educadores y responsables de escuelas nos es de suma utilidad”.
El acuerdo, además de fortalecer las relaciones entre ambas instituciones, busca la formación de técnicos agropecuarios con una mentalidad innovadora y emprendedora, que respondan a los desafíos actuales, facilitando la adopción de tecnologías que hagan más eficiente la producción agropecuaria.
El convenio propone mejorar la calidad de vida de las comunidades, fomentar el arraigo de los jóvenes, favorecer los emprendimientos y consolidar a la escuela como el centro de capacitación del lugar.
Desde el INTA, el nuevo enfoque territorial abordado por los proyectos regionales tiende a articular todas las capacidades locales para emprender el desafío del desarrollo con arraigo, donde las escuelas tienen un rol protagónico.
Según Anglesio, “el INTA tiene más de 400 puntos en todo el país que significan un motor de desarrollo para cada comunidad, ese es el desafío”.
Las autoridades presentes en el evento, llevado a cabo en el Instituto de Educación Tecnológica −INET−, en el marco de la 90° reunión de la Comisión Federal de Educación Técnico-Profesional, fueron José Catalano –vicepresidente del INTA−, Eliseo Monti −director nacional del INTA−, Eduardo Aragundi –director ejecutivo del INET−, Gustavo Peltzer – director nacional de Educación Técnico-Profesional y Ocupacional del INET−, entre otras.
Las escuelas y el trabajo en red
Desde su inicio, el INTA acompaña el desarrollo de las escuelas. En ese sentido, existen experiencias exitosas de trabajo en red con instituciones agrotécnicas, donde se forman alrededor de 500 alumnos por año, impulsadas en forma conjunta por el instituto y los ministerios de Educación de las provincias de Tucumán, Santiago del Estero y Salta.
A partir de esto, 15 escuelas agrotécnicas trabajan en red con un equipo interinstitucional e interdisciplinario integrado por docentes, extensionistas e investigadores, como generadores de información local y tecnología validada. Además, 80 docentes fueron capacitados en las cadenas abordadas ─apicultura, floricultura, forestación, fruticultura y producción porcina─.
En el norte argentino, estas acciones surgen como respuesta a una serie de factores sociales y económicos. Muchos jóvenes no logran acceder a niveles superiores de educación ni encuentran en sus pueblos la posibilidad de insertarse en un mercado laboral que les permita progresar. Por eso, se ven obligados a abandonar sus lugares de origen.
Aparece así, la necesidad de contar con facilitadores a nivel local y técnicos formados que acompañen, en forma permanente, el proceso del desarrollo de los emprendedores y contribuyan a mejorar las condiciones de vida de la comunidad local.