Pautas para el manejo de la alimentación animal en el NOA
Frente a la posibilidad de tener un invierno y un principio de primavera con escasez de forraje en la región chaqueña, un equipo de especialistas del INTA brinda recomendaciones para manejar el rodeo y mantener la sanidad animal durante los periodos críticos.
Las sequias hacia finales de la primavera y principios del verano en el norte del país afectaron el potencial de crecimiento de las pasturas. “Las lluvias de primavera tardaron en llegar y, en muchos casos, fueron escasas y de baja frecuencia”, explicó Nicolas Varlamoff –investigador del INTA Salta–.
A su vez, “entrado el verano en muchos lugares de la región tuvimos al menos 20 días sin lluvia que, sumado a las altas temperaturas, terminaron afectando el crecimiento del forraje y la muerte de plántulas recién germinadas”, agregó el investigador. Por eso, el final de la campaña presentó menores rendimientos y ya se prevé un invierno y principio de primavera con escases de forraje.
Pero las condiciones climáticas no solo afectaron las pasturas, sino también impactaron en el estado de salud de los animales, mucho de los cuales se encuentran en malas condiciones corporales. “Tuvimos un diciembre y un enero secos en toda la región, por eso, la recuperación del estado corporal de los animales no fue la óptima”, mencionó Roberto Neumann –investigador del Laboratorio de Salud Animal del Instituto de Investigación Animal del Chaco Semiárido (IIACS) del INTA–.
Frente a este escenario, el INTA asesora a los productores sobre qué estrategias tomar para afrontar el invierno. Para Neumann mantener la salud animal es clave, “tenemos que anticiparnos a los problemas y tratar a hacer un buen manejo del calendario sanitario antes de junio y julio donde ya sabemos que tenemos las limitaciones alimentarias”.
El animal mal nutrido empieza a tener deficiencias en macro o micro nutrientes y dependiendo del nivel de afectación que tenga, va a tener una peor respuesta a enfermedades ya sean parasitarias, infecciosas, virales. Por eso, se debe planificar la vacunación para que el animal sufra el menor estrés posible y tenga una respuesta inmune adecuada.
Se debe coordinar con el asesor veterinario el calendario sanitario, asegurando las vacunas obligatorias de Aftosa y Brucelosis que, dependiendo de la zona del país, hay una o dos inyecciones al año. “Podemos aprovechar la juntada de hacienda para vacunar y, de esta forma, ahorrarle estrés al animal y gastos adicionales al productor”, indicó Neumann.
Además, se recomienda a los productores realizar una descarga temprana de los campos, anticipar los destetes para que la vaca recupere estado corporal, realizar tactos y descartar vacas vacías.
“Es importante pensar a futuro, sobre todo en aquellos establecimientos que ya saben que las reservas no bastan. Es el momento para planificar la compra de forrajes o suplementos ya que serán recursos escasos en la región y tendrán un precio elevado”, detalló Varlamoff.
Para ello, recomienda medir y calcular las reservas que se tienen y compararlas con la demanda, según el número de cabezas y categorías productivas. “La compra planificada y asociada permite adquirir mayor volumen y a mejor precio”, indicó Varlamoff quien valoró la importancia de buscar alternativas como los silos de sorgo o maíz, debido a que pueden ser una gran oportunidad.