03 de marzo de 2015

Más empleo para el sector rural

Mediante el programa de entrenamiento laboral, el Ministerio de Trabajo de la Nación y el INTA invirtieron 8 millones de pesos para capacitar y emplear a 700 personas en actividades rurales.

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Con áreas que van desde la agroecología hasta la producción textil y tambera, el INTA y el Ministerio de Trabajo de la Nación impulsan el programa de entrenamiento laboral para capacitar y emplear a jóvenes y trabajadores desocupados. Durante el 2014, se invirtieron 8 millones de pesos para formar a 700 personas en puestos de trabajo rural en todo el país.

“La idea es que la propuesta mejore la empleabilidad de las personas y les permita transitar una instancia de aprendizaje que los posicione de otra manera en el mercado de trabajo y los nutra de nuevas herramientas, habilidades y destrezas”, explicó Fernanda Bersusky de la Dirección de Gestión y Asistencia Técnica de la Secretaria de Empleo del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social.

Bajo esta modalidad, los beneficiarios reciben 1500 pesos mensuales durante los ocho meses que dure cada proyecto. La iniciativa aborda más de 20 temáticas de entrenamiento y, hasta el momento, se realizaron 45 acciones de capacitación en distintos puntos del país. “Son distintos tipos de proyectos identificados en cada zona que tienen una repercusión positiva para la comunidad y el empleo de las personas que participan”, agregó Bersusky.

Las capacitaciones están a cargo de docentes del INTA y de otras instituciones de la región y abordan más de 20 temáticas en el ámbito de la ruralidad: acciones para resolver la problemática del agua, la producción textil, la apicultura, la producción tambera, la agroecología, el manejo integral de plagas de cultivos, la comunicación comunitaria y el turismo rural, entre otros temas que dan cuenta de demandas del sector pyme y empresarial del agro nacional.

De acuerdo con Diego Ramilo, coordinador de transferencia y extensión del INTA, los entrenamientos laborales abordan las problemáticas más sentidas en el territorio. “Comenzamos con la cuestión del agua porque en muchos municipios y parajes no existen las capacidades para asegurar su acceso. Desde ese punto de vista, empezamos a formar a personas con esta herramienta y ahora son las mismas comunidades las que realizan las obras de perforación, bombeo y captación de agua de lluvia”, explicó.

Este es el caso de 16 comunidades campesinas del valle del Luracatao –Salta– que junto al INTA Seclantás comenzaron a implementar un entrenamiento laboral para garantizar el acceso al agua y continuaron con otros sobre producción agroecológica, comunicación comunitaria y diseño textil que emplearon a 80 participantes.

En esa línea, Ramilo se refirió al impacto que producen estas iniciativas en las comunidades: “Por un lado, generan capacidades en territorio para que ellos mismos puedan continuar con esas obras y solucionen determinados problemas. Pero, además, en poblaciones aisladas rurales el hecho de que las personas cobren por su trabajo y, a la vez, puedan capacitarse genera una masa de recursos muy importantes que dinamiza a las personas y a las comunidades”.

Para Ramilo esta iniciativa genera capacidades en territorio para que ellos mismos puedan continuar con esas obras y solucionen determinados problemas.

Experiencias en capacitación

Los entrenamientos incluyen procesos de formación y tutoría que buscan enriquecer las destrezas y habilidades de trabajadores desocupados y jóvenes para promover su inserción laboral.

De la mano del INTA Las Breñas –Chaco –, más de 20 jóvenes de la comunidad de Corzuerla trabajan en un entrenamiento para dar respuesta al acceso al agua. “La capacitación permitió que ellos adopten conocimientos de manera teórica y práctica para asegurar el acceso al agua. Mientras se realizaban las obras, los participantes recibieron una remuneración que les permitió invertir en herramientas y contar con un ingreso mensual que antes no tenían asegurado”, describió Gabriela Faggi, técnica de esa unidad.

Tanto en la provincia del Chaco como en Salta, se implementó un entrenamiento laboral para el manejo integral de plagas. “La profesionalización de las actividades de monitoreo de las plagas permitió mejorar las condiciones de control, al contrarrestar el uso indiscriminado de agroquímicos de alto riesgo y mejorar las condiciones medioambientales y el riesgo laboral”, explicó Lucas Díaz del INTA San Carlos –Salta–.

En el norte de la provincia de Santa Fe se trabajó con jóvenes productores rurales de dos comunidades rurales en La Hortensia y en Villa Ocampo, para mejorar las condiciones de trabajo mediante el proyecto de “Promotores socio territoriales para la producción de la Agricultura Familiar” y de “Promotores socio ambientales para la producción tambera integral”.

Si bien los entrenamientos laborales se realizaron en distintos puntos del país, el objetivo para el 2015 es extender e incrementar las capacitaciones en la región Pampeana, Cuyo y Patagonia.

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