Insectos depredadores, enemigos naturales de las plagas
Mediante técnicas de control biológico, técnicos del INTA Famaillá –Tucumán– y de la Fundación Miguel Lillo lograron reducir el impacto causado por los trips en cultivos de frutas finas.
El mundo demanda alimentos. Desde hace un tiempo, los consumidores se volvieron más exigentes y requieren productos de alta calidad, nutritivos y saludables, que no pongan en riesgo su salud con residuos químicos y obtenidos bajo procesos que respeten y preserven el ambiente. Si no alcanza el nivel esperado, los rechaza. En este contexto, técnicos del INTA Famaillá y de la Fundación Miguel Lillo, ambos de Tucumán, implementaron técnicas de control biológico y lograron reducir el impacto causado por ciertas plagas en cultivos de frutas finas.
De acuerdo con Daniel Kirschbaum –especialista en frutihorticultura del INTA Famaillá, Tucumán– “los insectos depredadores constituyen uno de los grupos más importantes de enemigos naturales de los plaga” y su incorporación en el control biológico de los cultivos experimentales de frutillas y frutas finas en Tucumán “lograron reducir su impacto”, al tiempo que colaboran con el cuidado del medio ambiente.
Por su parte, Carmen Reguilón –experta en control biológico de la Fundación Miguel Lillo de Tucumán– explicó que entre las plagas que atacan a estos cultivos se destacan los trips –Thysanoptera, Terebrantia: Thripidae– por tratarse de “insectos que –tanto larvas como adultos– dañan el follaje, flores y se alimentan de los frutos, lo que da un aspecto opaco y áspero de color bronce o plata y tiende a deformarse. Además, causan daños indirectos al ser transmisores de virus, hongos y bacterias”.
Para los especialistas, resulta “fundamental” conocer la fauna fitófaga y benéfica asociados a los cultivos a la hora de establecer un sistema de producción integrada y sustentable que asegure sanidad, competitividad y sostenibilidad.
Por lo que, luego de varios estudios relacionados con liberaciones a campo de insectos depredadores, se concluyó que tanto la Orius insidiosus –chinche de las flores–, como la Ceraeochrysa claveri y las Chrysopidae ejercen un efectivo control sobre las poblaciones de trips.
Reguilón fue más allá y aseguró que “estas especies de crisopas pueden ser criadas de manera masiva con técnicas que resultan sencillas de implementar, sin demasiada infraestructura y factibles de utilizar a campo”.
Por un control sustentable
Kirschbaum se refirió al uso de insectos benéficos en el control biológico de plagas como “un pilar fundamental” de los programas de protección de cultivos, dado el incremento de los casos de resistencias a insecticidas.
Y agregó: “Estas innovaciones son de enorme importancia para los productores al colaborar con el desarrollo de buenas prácticas agrícolas por constituyendo eficaces alternativas a los productos de síntesis para la regulación de las poblaciones de insectos plaga, manteniendo los estándares cualitativos y productivos en el campo”.
“Si bien desde hace décadas se utilizan los enemigos naturales –aclaró el técnico del INTA– para el control biológico de plagas, la nueva concepción de una agricultura más sustentable implica la revalorización y profundización del uso de la entomofauna benéfica como un aliado del agricultor en la lucha contra las plagas de los cultivos”.