Cuenca alta de La Picasa | 03 de noviembre de 2022

Implementan un proceso de gestión integral para restaurar el equilibrio hídrico

El INTA junto con los Ministerios de Agricultura y Ganadería y Servicios Públicos de Córdoba, el apoyo técnico de instituciones de Países Bajos, Universidades Nacionales y entidades agropecuarias buscan establecer estrategias -a nivel de cuencas- para fortalecer la resiliencia territorial y acordar acciones entre actores para atenuar la vulnerabilidad hídrica y adaptar tecnologías para situaciones extremas.

  • 0

En la cuenca Alta de La Picasa -Córdoba-, el INTA junto con los Ministerios de Agricultura y Ganadería y Servicios Públicos de Córdoba, las universidades de Córdoba y de Río Cuarto e instituciones del Reino de los Países Bajos, llevaron adelante un proyecto de participación para la gestión integral del agua y el uso del suelo en la cuenca. El objetivo del proyecto fue fomentar el desarrollo sustentable, basado en un proceso participativo de los actores principales y la aplicación de una herramienta de modelación del sistema físico para fortalecer la resiliencia territorial.

Horacio Videla Mensegue -extensionista e investigador del INTA Laboulaye, Córdoba- afirmó que “lo logrado con este proyecto fue identificar los actores principales de la cuenca, fomentar el intercambio de opiniones, identificar la problemática y hacer foco sobre objetivos comunes, cuál sería una posible solución y generar herramientas de modelación que permitan trabajar a escala de toda la cuenca”.

La cuenca Alta de La Picasa tiene una extensión de 243.500 hectáreas destinadas, principalmente a la producción agrícola-ganadera. Como consecuencia de las alteraciones en los patrones de lluvia y el cambio del uso del suelo, se generó un aumento de la vulnerabilidad hídrica de la zona impactando sobre la economía, la sociedad y el ambiente de la región.

“Tenemos eventos de inundaciones cada vez más frecuentes, problemas de salinización sobre lugares donde antes no estaban o problemas de hidromorfismo que van deteriorando la calidad del suelo y generan pérdidas en la agricultura y en la ganadería de la región”, puntualizó Videla Mensegue, y agregó “también se produce un importante impacto en los humedales, en la biodiversidad, y la infraestructura de la cuenca”.

En una primera instancia, a partir del trabajo en conjunto de los actores intervinientes en el proceso participativo, y con el apoyo técnico del INTA y universidades, se lograron geolocalizar las problemáticas hídricas de la zona. Para ello, se utilizaron herramientas de modelación para cuantificar y objetivar los impactos en la cuenca y evaluar los distintos indicadores.

“Se buscó poner en evidencia el impacto ambiental, productivo y económico, y, por otro lado, analizar qué sucede si se realizan cambios en el uso de la tierra o la infraestructura, y cómo impactaría sobre la susceptibilidad de la cuenca, al deterioro por inundación o por ascenso de napa”, explicó Videla Mensegue.

Las problemáticas identificadas fueron analizadas con el fin de acordar una visión común sobre la situación del agua y el suelo de la cuenca. Y, a partir del intercambio, se arribaron a diferentes conclusiones sobre las posibles acciones a realizar a nivel de toda la cuenca para mitigar los impactos negativos y aprovechar los recursos naturales. “La variable principal a trabajar es cómo se puede mejorar la evapotranspiración de la cuenca por medio de cultivos para regular el balance hídrico y adaptar esos escenarios a la variabilidad climática”, afirmó Videla Mensegue.

Se concluyó también que los canales no representan la herramienta fundamental para resolver esta problemática: “si bien son útiles cuando se atraviesan situaciones climáticas extremas como medida de protección no es la forma de resolver el problema en toda la cuenca”. puntualizó Videla Mensegue.

Por otro lado, como resultado de los talleres participativos, se reconoció la necesidad de monitorear y medir las condiciones hídricas de la cuenca, ya sea en el uso del suelo como en el consumo de agua y la profundidad de la napa. Además, contar con registros meteorológicos, caudales de los canales y nivel de los reservorios ayudan a valorar objetivamente el estado de recarga hídrica de la cuenca. Videla Mensegue afirmó que “hay que mejorar el monitoreo para saber en qué situación estamos en cada momento”.

El desarrollo del proyecto contó con la participación y el apoyo técnico de INTA Laboulaye, INTA Río Cuarto, INTA General Villegas, Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de Córdoba, Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad Nacional de Rio Cuarto, CREA y AAPRESID. También participaron el Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Provincia de Córdoba, Ministerio de Servicios Públicos de la Provincia de Córdoba, Wageningen University and Research, Deltares y Ministerio de Comercio Exterior y Cooperación al Desarrollo del Reino de los Países Bajos.

A futuro, se espera realizar la segunda parte del proyecto. “Estamos pensando en profundizar este proyecto, aplicando la herramienta de modelación a un mayor nivel de detalle para evaluar mejoras del uso y manejo del suelo, crear unidades demostrativas en los ambientes agrícolas y no agrícolas de la cuenca, y profundizar el trabajo con los actores para mejorar la gestión integral de los recursos naturales de la cuenca”, concluyó Videla Mensegue.

REC17 de noviembre de 2022
Implementan un proceso de gestión integral para restaurar el equilibrio hídrico

Horacio Videla Mensegue, extensionista e investigador del INTA Laboulaye, Córdoba, nos contó cómo trabajan para atenuar la vulnerabilidad hídrica y adaptar tecnologías para situaciones extremas.

Cargando...
  • 0

También puede interesarte