El té argentino se posiciona en el mercado mundial
De buen color, sin sólidos en suspensión y con alto contenido de antioxidantes naturales, este producto nacional se distingue en el mundo por sus características para la elaboración de té frío. Luego de 65 años de trabajo en mejoramiento genético, el INTA Cerro Azul -Misiones- obtuvo 24 cultivares de alto rendimiento -inscriptos en el INASE- y posee la mayor colección de material genético de té de Sudamérica. En la Expo Té Argentina, el instituto presentará las actividades que se enfocan en fortalecer la economía regional.
Introducido al país hace 100 años en Misiones, en la actualidad, la Argentina es el 9° productor mundial de té y el principal del continente americano. Con un volumen de exportación del 92 %, la producción del té se concentra en esta provincia y representa el 2 % del volumen global de producción. Además, el 60 % de la producción tealera argentina cuenta con certificaciones internacionales.
Desde su introducción al país y durante las primeras décadas, la producción de té presentaba alta heterogeneidad en sus plantaciones en cuanto a hábitos vegetativos, rendimientos unitarios, calidad de taza, comportamiento ante plagas y enfermedades, y respuesta a las diferentes técnicas culturales. Es por ello que, desde finales de la década del 50 y en respuesta a la demanda de los productores, el INTA comienza los trabajos de mejoramiento utilizando la metodología de selección clonal.
El programa de mejoramiento del INTA se centró, en un principio, en la variable rendimiento. Actualmente, se buscan materiales que tengan características destacables para calidad y, debido a las consecuencias del cambio climático se trabaja en la caracterización de distintos materiales por su comportamiento a situaciones de estrés hídrico.
Sandra Molina -responsable del grupo de yerba mate y té de la Estación Experimental Agropecuaria del INTA Cerro Azul, Misiones- explicó: “La primera demanda que hubo por parte del sector productivo hacia el INTA era la de contar con materiales que tengan mayor rendimiento. A partir de ahí comienza el programa focalizándose, como punto principal, en mejorar el rendimiento”.
Con más de 65 años de trabajo, el programa de mejoramiento genético logró la obtención de 24 cultivares que se encuentran inscriptos en el Instituto Nacional de Semillas -INASE- y un banco de germoplasma con más de 200 materiales genéticos.
“Esos 24 cultivares, que son de alto rendimiento, se han obtenido a través de varias etapas de mejoramiento. A lo largo de todas las etapas de trabajo, se ha pasado de tener rendimientos promedio de 4 o 5 mil kilos por hectárea por año, a tener casi 30 mil kilos por hectárea por año en los últimos cultivares inscriptos”, explicó Molina.
Denominados como TG 8107 INTA, TG 3215 INTA, TG 21103 INTA y TG 21202 INTA, las últimas cuatro variedades de té inscriptas en el INASE se destacan por su calidad y rendimiento ya que superan los 30.000 kilos por hectárea de brote verde, cinco veces más que el promedio del rinde nacional. Además, estos cultivares presentan mayor tolerancia al frio y sequias y compatibilidad con la producción forestal.
La investigadora explicó: “El proceso de obtención de un cultivar lleva aproximadamente 20 años de trabajo porque primero hay que realizar la selección de la planta, evaluarla por sus características morfológicas o de brotación; luego, se realiza un ranking de distintos materiales genéticos, se los multiplica vegetativamente -clonación- con el fin de obtener un gran número de plantas con el mismo material genético”.
Los clones obtenidos se implantan en una zona determinada para su posterior comparación y análisis de la respuesta en cuanto al rendimiento. De esas plantas, se realiza otra selección y los mejores materiales se multiplican nuevamente para obtener un número mayor de plantas y poder realizar ensayos comparativos de rendimientos regionales.
“El mismo ensayo se replica en distintas zonas de la región tealera para saber si un material que ha sido seleccionado en una zona por su buen comportamiento mantiene esa característica en todas las zonas de la región”, detalló Molina y puntualizó: “los materiales con buena respuesta en todos los sitios evaluados son multiplicados en jardines clonales para generar el material genético que finalmente está a disposición de los productores”.
En relación con el banco de germoplasma, la investigadora explicó: “A través de la recolección y la selección de materiales de plantas individuales que han demostrado buen comportamiento, y a través de la recolección de materiales que han sido traídos de distintas partes del mundo donde también se cultiva té -como Kenia o la India- se ha logrado conformar un banco de germoplasma que tiene alrededor de 200 materiales genéticos y que es la mayor colección de material genético de té de Sudamérica”.
“La importancia del banco de germoplasma reside en que toda la variabilidad genética se encuentra en un solo lugar y eso permite seleccionar genes o características determinadas para continuar con el programa de mejoramiento”, especificó Molina.
Del total de la producción local de té, el 92 % se exporta y el resto se utiliza para consumo interno. En virtud de esto, el programa de mejoramiento genético de té del INTA trabaja desde hace más de seis décadas para obtener materiales de alto rendimiento y calidad. La investigadora explicó: “La demanda principal siempre ha sido el rendimiento debido a que el mayor porcentaje del destino de la producción argentina es hacia mercados externos por el tipo de producto que demandan los países hacia donde se los exporta”.
“El té argentino es muy demando en el mundo porque posee características adecuadas para elaborar té frío, que son el color de licor, no quedan sólidos en suspensión, no presenta turbidez y eso le otorga calidad”, explicó Molina.
En la actualidad, como consecuencia de la expansión del consumo de té, el té artesanal ganó terreno y cada vez más consumidores se interesan por consumir un té de buena calidad. En Misiones, el INTA acompaña a los productores tealeros que elaboran té artesanal. “Estamos realizando evaluaciones de calidad para poder brindarle a esos productores materiales genéticos que se caracterizan por tener mayor contenido de polifenoles y muy buen sabor”, puntualizó Molina.
Como consecuencia de los efectos del cambio climático, el programa de mejoramiento genético evalúa la adaptación de las variedades a las diferentes condiciones climáticas. La investigadora explicó que, a raíz del estrés hídrico que sufrió la zona tealera argentina en los últimos cuatro años, como también distintas zonas tealeras del mundo, se observaron mermas en los rendimientos, en algunos materiales más que en otros y en algunas zonas más que en otras.
“A partir de esa problemática y ante situaciones que son cada vez atípicas, es que se comenzaron a realizar estudios para evaluar el impacto en los materiales. El estudio está realizado en 10 cultivares que se encuentran inscriptos en el INASE y se los está caracterizando desde el punto de vista morfológico, fisiológico y también desde el punto de vista molecular, para ver qué tan tolerantes son a distintas situaciones de estrés”, sintetizó Molina.
Expo Té Argentina
En el marco del centenario del té argentino, se realizó la primera Expo Té Argentina en el Centro de Convenciones de la ciudad de Posadas (Misiones), el jueves 25 y el viernes 26 de mayo.
El evento, organizado por el Gobierno de la Provincia de Misiones junto al CFI, la Expo Té Argentina contó con la participación de todo el arco productivo que integra esta cadena agroalimentaria. Durante el evento, INTA presentó el trabajo de mejoramiento genético que ha sido fundamental para el crecimiento de esta economía regional.