Cómo reducir el estrés y sus consecuencias en el ganado
El traslado de los animales de la isla al continente, el cambio en su alimentación y la adaptación a un nuevo ambiente son algunos de los factores que causan estrés en el rodeo. Un animal estresado consume menos alimento, lo que vuelve más vulnerable a las enfermedades. Desde el INTA brindan una serie de recomendaciones para garantizar su bienestar animal y reducir las pérdidas en un contexto de exceso hídrico.
El verano estará marcado por lluvias entre normales a superiores a las normales acompañadas de temperaturas medias más cálidas para en el NEA y el centro, norte y este de la región Pampeana. Frente a este escenario, un equipo de especialistas del INTA brinda una serie de recomendaciones para promover el bienestar animal del ganado y reducir, así, las pérdidas en un contexto de excesos hídricos.
Sano, cómodo, bien alimentado y seguro. Con posibilidades para expresar formas innatas de comportamiento y sin padecimientos de dolor, miedo o desasosiego. Así entiende al bienestar animal la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) y a escala nacional, lo refuerza Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA).
Ahora bien, en un contexto de excesos hídricos surge la necesidad de trasladar a los animales de la isla al continente, cambiar su alimentación en un nuevo ambiente, lo que amenaza su bienestar. En este punto, Natalia Aguilar -coordinadora de Proyecto Nacional de “Bienestar animal en las cadenas pecuarias de interés nacional” del INTA e investigadora del INTA Colonia Benítez, Chaco- reconoció los riesgos que los excesos hídricos imprevistos pueden provocar en la salud y supervivencia del ganado.
Para reducir este impacto, consideró “fundamental” mantener un control sanitario riguroso mediante el monitoreo de posibles síntomas de enfermedades infecciosas y actuar de manera inmediata. Se debe identificar, lo antes posible, animales con lesiones leves o graves -heridas cortantes o punzantes en piel, patas o fracturas- y tratarlas cuanto antes para minimizar el dolor y las posibles complicaciones.
Por su parte, Sebastián Vittone -investigador del INTA Concepción del Uruguay, Entre Ríos- coincidió con Aguilar y aseguró que, en situaciones de crisis, como las provocadas por las inundaciones, hay aspectos a considerar respecto a lo que es salud y bienestar de los animales.
Hay tres puntos a destacar: la hidratación de los animales, anticipar cualquier tipo de enfermedad infecciosa que pudiera producirse como consecuencia del hacinamiento -tanto en los barcos como en los camiones de transporte o en los corrales de recepción-. El tercer punto está relacionado con el ambiente y la alimentación de emergencia.
“Parece raro que en condiciones de inundaciones hablemos de hidratación”, reconoció Vittone. Sin embargo, tal como destacó, la realidad es que no consumen agua estando cargados en los barcos o en los camiones o en los corrales. “Suele ser muy frecuente que estén 24 o 48 horas sin consumir agua, lo que aumenta mucho el estrés y la posibilidad de dar lugar a la presentación de enfermedades virales, como son las enfermedades respiratorias, por ejemplo”.
Sebastián Vittone: “Aunque haya exceso de agua, es fundamental la hidratación”
El investigador del INTA Concepción del Uruguay, Entre Ríos, brindo una serie de recomendaciones para garantizar el bienestar animal y reducir las pérdidas en un contexto de exceso hídrico.
En cuanto a la cuestión relacionada con la prevención de la aparición de enfermedades infecciosas, el especialista lo vinculó con el calendario de vacunación y con el ambiente. “El ambiente debería ser lo más saludable posible con respecto al control de las temperaturas, sombras, baños para evitar los excesos de temperatura e incluir inmediatamente un calendario sanitario para enfermedades respiratorias y clostridiales si es que los animales no lo tienen y acompañarlo con un monitoreo sistemático para la identificación de aquellos animales que presenten algún tipo de sintomatología relacionada con enfermedades infecciosas y tratarlos rápidamente”, indicó.
En cuanto a la situación en Santa Fe, Jorge Pane -extensionista del INTA Rafaela- explicó que “más del 50 % de nuestras islas son bajas, entre un 20 y un 30 % son islas medias y sólo alrededor de un 10 % es isla alta, sobre el río Paraná”. Frente a este panorama, recordó “planificar la retirada de los animales con tiempo y, antes que nada, vacunarlos”.
“Si no se vacunó al ganado antes del traslado, es importante hacerlo cuando se entra en el continente para cubrirse de enfermedades como la septicemia, más conocida como la enfermedad de la fiebre del transporte que produce muerte súbita por la baja en las defensas de manera abrupta del animal”, sentenció Pane.
Rodeos: garantizar su bienestar para mejorar su sanidad
Hay un aspecto clave que vincula la sanidad y el bienestar animal es la importancia de respetar a los animales y sus tiempos. “Cuando llegan al establecimiento, hay que tratar de mover la hacienda muy suavemente, no apurarla. Y, si algún animal queda rezagado, no exigirlo”. Para Pane, es muy importante que “el animal se tranquilice”.
Y recalcó: “Dejar que el rodeo ingrese al campo tranquilo, darle agua fresca y darle tiempo a que se vaya adaptando al nuevo potrero. Recién, cuando veamos que los animales están mucho más tranquilos, ahí vamos a pasar por la manga y vacunar. También, en ese momento, se puede aprovechar a colocar algún repelente contra todo lo que es plaga, como son la mosca de los cuernos, los tábanos o cualquier otro insecto hematófago”.
Por otro lado, recepcionar a los animales en los corrales bajo estas situaciones suele ser una cuestión crítica y terminan en confinamiento, ya que muchas veces se acompañan de crisis de disponibilidad de campos o de alojamiento para gran cantidad de animales.
Para Vittone, es importante “dar más espacio que lo que normalmente se le otorga, pensando en 50, 100 metros o 200 metros cuadrados por animal, es una opción saludable para evitar el hacinamiento”. Y, por otro lado, aportar grandes cantidades o volúmenes de fibra de la calidad que se encuentre disponible. “Por suerte, como las lluvias han acompañado, hay una oferta de rollos importante en la zona, así que eso puede colaborar para paliar esta situación”, señaló.
En esta misma línea, Aguilar subrayó la necesidad de “adoptar buenas prácticas durante la interacción humano-animal, lo que permitirá minimizar el estrés durante el manejo”, así como la de “separar grupos de animales vulnerables, como madres con crías, y evitar agresiones entre diferentes categorías, lo que ayudará a prevenir accidentes”.
A su vez, Marcela Menichelli -extensionista del INTA Reconquista- coincidió y agregó: “Estas prácticas comprenden, por ejemplo, el manejo de los animales aprovechando sus comportamientos naturales, mantenerlos en grupos, manejarlos con calma, sin gritos ni golpes, utilizando banderas o elementos sonoros no estridentes, sonajas, entre otros, para facilitar su movimiento y esperar que la hacienda se tranquilice”.
Cómo prevenir las intoxicaciones
Otro punto importante a tener en cuenta, según los especialistas de Santa Fe, es “no olvidar que los animales de isla están acostumbrados a aguas dulces, prácticamente sin sal y a una cierta pastura, que no son las pasturas y condiciones que vamos a encontrar en el continente”. Allí, se debe estar atentos a la presencia de ciertas plantas tóxicas, que el animal de isla no lo conoce, no está acostumbrado. Entre estas, la más peligrosa es el romerilillo o mio mio (Baccharis coridifolia), o bien el tabaquillo, el duraznillo negro (Cestrum parqui), que normalmente la hacienda no lo come.
En este punto, Andrea Pantiu -investigadora en sanidad animal del INTA Misiones- dio un paso más y señaló que es importante realizar una “clasificación del rodeo de acuerdo con los requerimientos nutricionales de las distintas categorías y esto dependiendo a su vez, de la disponibilidad de los potreros”. Otro punto importante es el riesgo de la presencia de plantas tóxicas, por lo tanto, recomendó evaluar la disponibilidad forrajera para poder determinar la carga animal.
A su vez, señaló la importancia de realizar un “control de parasitosis gastrointestinales previamente con diagnóstico coprológico para determinar si es necesario aplicar algún tratamiento antiparasitario”. Además, explicó que “el aumento de la temperatura sumado a la humedad incrementa la presencia de ectoparasitos cómo ura, bicheras y garrapatas”. Y agregó: “Es justamente la presencia de garrapatas, lo que lleva en consecuencia a la presentación de tristeza por babesiosis y anaplasmosis”.
Para Juan Manuel Sala -especialista en sanidad animal del INTA Mercedes, Corrientes- es “clave” tener mucho cuidado con todas las enfermedades transmitidas por vectores ya que un clima húmedo y templado resulta ideal para su desarrollo. Ante este escenario, recomendó “tomar medidas sanitarias que incluyan vacunación, desparasitaciones, control de vectores, reconocimiento de plantas toxicas en los potreros o corrales utilizados y apartar los animales enfermos en corrales sanitarios para un rápido tratamiento y control de las posibles enfermedades infecciosas que los afecten”.
En esta línea, señaló que, en la región, las enfermedades que se destacan son la babesiosis y anaplasmosis -del complejo tristeza bovina-, así como la tripanosomiasis. También son muy significativas las enfermedades con potencial zoonótico como la leishmaniasis que, si bien no es importante para el ganado bovino, puede afectar a las mascotas y al personal de trabajo, o bien las enfermedades zoonóticas y reemergentes como la encefalomielitis equina -ahora con un brote que afecta varias provincias-.
A su vez, Sala se refirió a enfermedades parasitarias como la fasiola hepática -cuyo vector encuentra las condiciones ideales para su desarrollo en épocas de inundaciones- y las parasitosis gastrointestinales que también se exacerban en condiciones de calor y humedad. Además, mencionó que otra enfermedad importante zoonótica de origen bacteriano es la leptospirosis, que presenta una mayor capacidad de propagación.
Sumado a todo esto, es clave estar atentos al desarrollo de micotoxinas que se pueden encontrar en los alimentos almacenados cuando hay un clima caluroso y húmedo.