Ciencia en el INTA, radiografía de un polo innovador
La agenda del Centro Nacional de Investigaciones Agropecuarias ocupa una diversidad de temáticas y líneas de investigación. El mapa de un espacio que marca el devenir del trabajo científico en el INTA.
En la localidad de Hurlingham, a 20 km de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el Centro Nacional de Investigaciones Agropecuarias –CNIA– concentra gran parte del trabajo científico que desarrolla el INTA.
Cuatro centros de investigación –divididos en 16 institutos– y una planta de más de 1.300 personas –700 son investigadores– llevan adelante la política científica definida por un consejo técnico, en línea con la dirección nacional.
La articulación es la llave para avanzar en trabajos multidisciplinarios, que permiten llevar los desarrollos a la sociedad. Por eso, el CNIA interactúa con una red de universidades, empresas, laboratorios, otras unidades del INTA, instituciones, ONG y otros organismos.
Veterinaria y agronomía
El Centro de Investigación en Ciencias Veterinarias y Agronómicas –CICVyA–, formado por los institutos de Biotecnología, Genética, Microbiología y Zoología Agrícola, Patobiología y Virología, desarrolla innovaciones “aplicadas a las áreas de sanidad, mejoramiento animal y vegetal y gestión ambiental”, apuntó Elisa Carrillo, directora de la unidad.
Además, resaltó la importancia de pensar la ciencia en función de las demandas sociales y productivas: “La fuerte inserción de este centro, y de todo el CNIA, en la matriz institucional permite responder a los problemas emergentes y anticipar futuras oportunidades del sector agroalimentario y agroindustrial”.
Cultivos regionales. El Instituto de Biotecnología, junto con el INTA Sáenz Peña –Chaco–, obtuvo un clon infectivo del CLRDV, virus que causa la enfermedad azul del algodón y puede generar pérdidas de cosecha de entre el 70 y 80 % en variedades susceptibles. Esta herramienta facilita la selección de germoplasma resistente al CLRDV.
Mejoramiento vegetal. El Instituto de Genética desarrolló las mutantes que originaron las variedades de arroces tolerantes a herbicidas del grupo de las Imidazolinonas, patentadas internacionalmente, que se utilizan en 600 mil hectáreas entre Argentina y Brasil.
Bioinsumos. El Instituto de Microbiología y Zoología Agrícola creó el primer biofungicida líquido del país contra enfermedades que afectan la emergencia del trigo y de otros cereales de invierno. Controla cerca del 40 % de los patógenos del suelo y llegó al mercado por un convenio de vinculación entre el INTA y la empresa argentina Rizobacter.
En salud pública. Los laboratorios del Instituto de Patobiología son una sede de referencia para la Organización Mundial de Salud Animal en materia de leptospirosis, brucelosis y enfermedades espongiformes transmisibles, como el Mal de la Vaca Loca. Además, crearon un kit de diagnóstico para controlar en bovinos la bacteria causante del Síndrome Urémico Hemolítico.
De vanguardia. Vedevax es la primera vacuna recombinante a subunidad que, desarrollada en la Argentina y aprobada por Senasa, previene la diarrea neonatal de los terneros, enfermedad que afecta a más del 70 % de los rodeos. Esta innovación surgió del trabajo del Instituto de Virología del INTA, Incuinta y los laboratorios Bioinnovo, Vetanco y Algenex.
Agroindustria
Los institutos de Tecnología de Alimentos e Ingeniería Rural constituyen el Centro de Investigación de Agroindustria –CIA–, con el desafío de agregar valor a la producción agroindustrial a partir de procesos e innovaciones que mejoren la competitividad de las cadenas y la calidad y seguridad alimentaria.
Jorge Carrillo, director de la unidad, destacó el potencial del CIA para atender las demandas del sector y de la escena global: “El trabajo en red con otros organismos permite acceder a complejas investigaciones e incrementar soluciones a escala local-regional y trasladarlas a lo mundial”.
Quesos funcionales. El Instituto de Tecnología en Alimentos, junto con la empresa cordobesa Capilla del Señor S. A., obtuvo el primer queso enriquecido con fitoesteroles y antioxidantes naturales del país.
Detector de malezas. El Instituto de Ingeniería Rural diseñó un detector que genera un mapa georreferenciado de las malezas presentes en un lote en forma dinámica. En el marco de un plan basado en Buenas Prácticas Agrícolas, esta información optimiza la aplicación de fitosanitarios.
Recursos naturales
Cambio climático, cantidad y calidad del agua, transporte de nutrientes y contaminantes, cartografía digital y erosión de suelos, conservación y uso de especies nativas son algunas de las áreas de estudio que aborda el Centro de Investigación en Recursos Naturales del INTA –CIRN–.
Esta unidad reúne a los institutos de Clima y Agua, Suelos, Floricultura y Recursos Biológicos que, de manera articulada, “trabajan en temas estratégicos asociados con los recursos naturales y del ambiente en sus distintos niveles de organización, desde el gen hasta el paisaje”, aseguró Pablo Mercuri, director del CIRN.
“Son temáticas hoy requeridas tanto por los sectores público y privado, como por las normativas emergentes que exigen producir con preservación del ambiente y conciencia social”, consideró.
Cultivares de exportación. Obtenida por el Instituto de Floricultura y evaluada en Estados Unidos, Calibrachoa Superbells Garden Rose es una variedad ornamental que llegó a ese mercado con licencia del INTA y la empresa Proven Winners. Así se sumó a las dos variedades de Mecardonia que se comercializan en Japón, Estados Unidos y Canadá, en articulación con la firma Sakata.
Cartografía. La Carta de Suelos de Las Lajitas –Salta– es uno de los primeros trabajos cartográficos en el sector occidental del Chaco-Salteño que encabezó el Instituto de Suelos del INTA. Con una escala de 1:50000, facilita la toma de decisiones productivas y el manejo edáfico.
GeoINTA. Desarrollada y coordinada por el Instituto de Clima y Agua, esta plataforma permite consultar cartografías, bases de información georreferenciada, datos satelitales y aerofotográficos. Se construye cooperativamente entre distintas unidades del INTA mediante interfaces, herramientas de software libre y principios de datos abiertos.
Forestales. En línea con la Ley Nacional de Bosques Nativos, el Instituto de Recursos Biológicos emplea herramientas moleculares para caracterizar poblaciones y ejemplares genéticamente diversos de algarrobos, cedros, cipreses, entre otras especies. Esto facilita el resguardo genético y provee material para mejoramiento y propagación.
Agricultura familiar
Con poco más de una década, el Centro de Investigación para la Agricultura Familiar –CIPAF– es el más reciente y el único con representación en todo el país mediante sus institutos en la región Pampeana, NOA, NEA, Cuyo y Patagonia.
Con una estrategia de red interinstitucional e interdisciplinaria y una metodología que prioriza la participación de los agricultores, trabaja en temáticas de acceso al agua y a la tierra, maquinarias y herramientas apropiadas, energías renovables, agroecología, comercialización, agregado de valor en origen y valorización de cultivos locales.
“En cada región aplicamos estas líneas a producciones locales como hortalizas, quinua, caña de azúcar, cabras, vicuñas, mandioca, banano, hortalizas y otras especies comerciales o de valor cultural para este sector”, explicó Andrea Maggio, directora del CIPAF.
Más información en el especial INTA Informa: Ciencia, del laboratorio a la sociedad