Biovin, una empresa al servicio del buen vino
De base tecnológica e incubada en el INTA Mendoza, asesora a más de 70 bodegas nacionales en la resolución de problemas microbiológicos complejos con técnicas aplicadas en el mundo que sólo algunos laboratorios del país ofrecen.
Incubada en el Parque de Innovación Tecnológica Mendoza Vid & Vino, en el INTA Luján de Cuyo –Mendoza-, con el área de vinculación de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Cuyo, Biovin S.A. es un caso exitoso de empresa de base tecnológica (EBT). Asesora a más de 70 bodegas nacionales en la resolución de problemas microbiológicos complejos, con técnicas que, aplicadas en el mundo, solo algunos laboratorios del país ofrecen.
Luego de firmar un convenio de transferencia de tecnología, la empresa se consolidó en el sector de servicios especializados en microbiología enológica, un área de la ciencia clave para cuidar y mejorar los vinos argentinos. De acuerdo con Camilo Díaz Quiroz, especialista en biotecnología de Biovin S.A., en dos años ya recibieron más de 350 solicitudes de servicios relacionados con análisis microbiológicos en vinos, insumos enológicos y agua a más de 70 bodegas de Mendoza, San Juan, Salta y Patagonia.
“Entre los principales servicios ofrecidos, se destacan los estudios de biología molecular para la identificación específica de levaduras o bacterias que pueden contaminar el vino”, especificó Díaz. “Se trata de técnicas que se aplican en el mundo pero, no todos los laboratorios nacionales ofrecen”, aclaró.
Paola Falconi –especialista en bromatología y gerente de Biovin– explicó: “Existía una fuerte demanda del mercado que el INTA no podía abastecer, por lo que decidimos conformar una sociedad anónima para cubrir ese nicho del mercado relacionado con acercar tecnología y base científica al medio, a las bodegas y las industrias para mejorar la calidad de sus vinos”.
En cuanto al objetivo que se proponen, Díaz Quiroz explicó que “es darle una solución a la industria vitivinícola”, en virtud de que existe una “brecha” entre las instituciones científicas y los viñateros. “Por esto construimos un puente entre las nuevas investigaciones que se generan en el INTA y las soluciones que requiere actualmente la industria vitivinícola”, aseguró.
Además, la empresa realiza ensayos en la bodega de mediana escala del INTA, prueba insumos de la preparación del pie de cuba y de levadura seca activa y realiza controles de calidad de estos productos con proveedores de la industria vitivinícola.
A su vez, la empresa genera capacitaciones y asesoramiento para la resolución de problemas microbiológicos complejos y específicos de las bodegas, así como técnicas de biológica molecular para la identificación de microorganismos alteradores del vino.
Los cursos están dirigidos a enólogos, técnicos en laboratorio, bromatólogos y profesionales que desempeñen actividades relacionadas con el control de calidad de bodegas, para que puedan construir su propio criterio microbiológico aplicable los vinos e insumos de bodega, con una correcta interpretación de los resultados obtenidos.