A sacar las plagas del melón
La “caolinita” es un tipo de arcilla que puede utilizarse como una alternativa eficaz para el manejo de plagas en este tipo de cultivo.
Jorge Castresana, especialista en entomología del INTA Concordia –Entre Ríos– indicó que es importante evaluar alternativas de bajo impacto ambiental en el manejo de “vaquitas” –coleópteros– y “chinches” –hemípteros–, consideradas plagas “habituales del cultivo de melón”.
Ensayos realizados en esa unidad del INTA, demostraron que la aplicación de la arcilla caolinita, a una dosis de 5%, “disminuyó de manera significativa el número de insectos registrados en los monitoreos, respecto al resto de los tratamientos”, expresó Castresana.
Las vaquitas adultas se alimentan de las hojas, órganos florales y brotes de la planta, sus larvas dañan tallos de las plántulas debido a que se alimentan sobre todo de raíces. Por otra parte, las chinches succionan la savia de los tejidos foliares e inyectan saliva tóxica, provocando clorosis y deformaciones. En ataques intensos producen defoliaciones, es decir, caída de las hojas.
A diferencia de los insecticidas de contacto convencionales, aunque la caolinita –es de acción más lenta– al pulverizarse sobre los cultivos crea en las plantas una barrera protectora contra las plagas. “Debido a que interfiere con las señales visuales y habilidades de los insectos, reduce la alimentación, oviposición, acoplamiento y supervivencia de las plagas”, explicó el especialista, quien además agregó que “otra ventaja es el bajo nivel de toxicidad que poseen”.
¿Camino a la agricultura ecológica?
La creciente demanda de productos saludables e inocuos, ha llevado al desarrollo de la agricultura desde una perspectiva diferente. La agroecología plantea un nuevo paradigma científico para el desarrollo de la agricultura.
En este sentido, estas líneas de investigación se basan en una demanda creciente de los consumidores por productos más inocuos y ecológicos, que consisten en un “enfoque sistémico, interdisciplinario y sustentable y tiene como ejes no sólo el aspecto económico sino también los aspectos sociales, culturales y ambientales de los sistemas de producción”, destacó Castresana.