Un espacio de encuentro que ayuda a transformar la realidad
Con 320 agencias extendidas por todo el país, el INTA integra las economías regionales y los mercados internos e internacionales con un mismo objetivo: mejorar la calidad de vida de los argentinos.
El Aleph de la calle Garay, para Jorge Luis Borges, era un punto en el espacio que contenía a todos los puntos del universo. De manera análoga, así es el territorio para el INTA: un espacio geográfico compuesto por el entramado de recursos naturales, identidad –historia y cultura–, actores sociales, instituciones, organizaciones, formas de producción, intercambio y distribución del ingreso.
“El desarrollo territorial es un proceso implementado por los actores del territorio, que procura fortalecer las capacidades locales y aprovechar los recursos propios y externos para consolidar el entramado socioinstitucional y el sistema económico-productivo local, con el propósito de mejorar la calidad de vida de esa comunidad”, expresó Julio Catullo, coordinador nacional de Transferencia y Extensión del INTA.
Para fortalecer las bases sociales y el desarrollo de redes, el instituto comparte tecnologías organizacionales y comerciales, sumadas a conocimientos e innovaciones de los sistemas de capacitación permanente y de información que apoyan la toma de decisiones.
“Actualmente, el INTA cuenta con 320 agencias de extensión en todo el país, que realizan acciones de capacitación, asesoramiento técnico y experimentación con pequeños y medianos emprendedores agropecuarios y productores familiares que se encuentran por debajo de la línea de la pobreza”, detalló el coordinador.
El trabajo en los territorios se realiza sobre la base de una amplia articulación con el gobierno nacional y, especialmente, con los gobiernos provinciales y municipales, con las organizaciones públicas, privadas y de la sociedad civil y universidades, entre otros actores.
Para Lucas Segura, jefe de la unidad de extensión y experimentación de Marcos Juárez, Córdoba, “el trabajo interinstitucional e intersectorial logra importantes transformaciones en los sistemas económicos productivos locales y regionales”.
Por esta senda, cada comunidad puede emprender el proceso de desarrollo de su territorio en función de sus propias características y oportunidades con el foco puesto en ejes claros: “Innovación tecnológica y organizacional, desarrollo de capacidades y fortalecimiento de la competitividad territorial, en un ámbito de equidad social y de sustentabilidad ambiental”, enumeró Catullo.
Así, el INTA busca fortalecer el territorio con inclusión social para integrar las economías regionales y locales a los mercados internos e internacionales, con generación de empleos e ingresos como una de las prioridades que se define en las propuestas institucionales.
En este planteo, se consideran dos aspectos centrales: en primer lugar, generar capacidades para el apoyo al desarrollo de los territorios. Y por otra parte, actuar directamente en el terreno con los actores. En este último caso, se enfatizan las dimensiones productivas y organizacionales a través de la actividad integrada e integral de proyectos que responden a las propuestas de sus programas tecnológicos regionales.
Este enfoque del INTA en el territorio ayuda a fortalecer a las familias y empresas productoras aportando al mejoramiento de los sistemas socio-productivos locales, la seguridad alimentaria, la productividad, la calidad, el agregado de valor y la diversificación.
En el cuento “El Aleph”, Borges escribió: “(…) vi en el Aleph la tierra, y en la tierra otra vez el Aleph y en el Aleph la tierra, vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara, y sentí vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo”. Y es ese universo el territorio. Ese que en palabras de Catullo es “un espacio de encuentro y encontrarnos ayuda a transformar nuestra realidad” y, así, suma valor a las producciones, la cultura y los recursos naturales.
Esta nota es sólo un adelanto de lo que se podrá leer en el boletín INTA Informa número 114.