14 de junio de 2010

Patagonia: el INTA lucha contra la desertificación

Hugo Méndez Casariego –del INTA Bariloche– explica las tecnologías que utiliza el organismo para contrarrestar sus efectos y cómo se monitorea el estado de los recursos naturales.

Hugo Méndez Casariego, responsable del grupo Sistemas de Producción, Economía y Sociología Rural del INTA Bariloche, explica las tecnologías que utiliza el organismo para contrarrestar sus efectos y cómo se monitorea el estado de los recursos naturales.

“Hace 20 años el término ‘desertificación’ no se conocía y hoy es moneda corriente. Se ha dado muchísima capacitación y se ha avanzado mucho en la cantidad de técnicos capacitados en tecnologías de manejo extensivo en toda la Patagonia”, afirmó Hugo Méndez Casariego, responsable del grupo Sistemas de Producción, Economía y Sociología Rural del INTA Bariloche. “El compromiso del INTA es muy serio. Hay muchos actores que luchan contra la desertificación en esta región del país y, si llegara a tener éxito su control, estaría relacionado al esfuerzo conjunto en atacar este problema”, afirmó.

– ¿Qué es la desertificación y porqué se produce?

– Es un problema complejo. Suele definirse como la suma entre la desertización (el proceso natural de deterioro de los recursos en ambientes frágiles), y la acción antrópica (las actividades que desarrolla el hombre sobre esos terrenos). Se trata de la consecuencia de un proceso de uso inadecuado de un territorio. Tiene muchos componentes: la acción del clima, del agua, sumadas al sobrepastoreo por distintas especies animales. Esto hace que la cobertura vegetal se vaya deteriorando y haya menos protección de los suelos, por lo que la acción del clima pasa a ser más importante y más grave.

-¿Qué consecuencias presenta a nivel ambiental, económico y sanitario?

– Con respecto al ambiente, se va deteriorando la cobertura vegetal y se pierden especies vegetales. Con respecto a lo económico, el proceso de desertificación va haciendo que los campos tengan menos receptividad y los sistemas sean más afectados por eventos climáticos. Eso va creando un deterioro de la economía familiar, afectando especialmente a los pequeños productores. Hay menos animales para vender y menos lana o con baja calidad porque el viento vuela la tierra, la tierra se mete en los vellones y los vellones valen menos porque son más sucios. Con respecto a lo social, está relacionado a lo económico.

– ¿Se puede recuperar un suelo con desertificación?

– Sí. Hay numerosas tecnologías y métodos para recuperar la desertificación en distintos grados. Hay algunos más terminales como el caso de la provincia de Santa Cruz que tiene grandes extensiones de tierra muy deteriorada donde la recuperación puede ser muy cara para encararla. También hay lugares donde el deterioro no fue muy grande y se puede frenar el proceso antes de que llegue a esos niveles.

– ¿Cuánto tiempo requerirá y qué acciones se deberían realizar para recuperar un campo?

– Eso depende del tipo de campo, de las precipitaciones y del grado de deterioro. Hay lugares que se recuperarían en 100 años y otros en tres o cuatro. Todo depende de la fragilidad del ambiente y de lo profundo del deterioro.

– ¿Qué niveles de desertificación posee la Argentina?

– No hay estudios generales del país que den números exactos. Sabemos que el 75 por ciento del territorio argentino está compuesto por ecosistemas áridos y semiáridos que son frágiles y tienen predisposición a desertificarse si son mal manejados.

En la Patagonia se dice que el 30 ó 35 por ciento del territorio está afectado por desertificación grave a muy grave y una buena porción del territorio tiene procesos de desertificación en escala un poco menor pero que siguen siendo significativos.

Acciones preventivas

El INTA está trabaja desde hace más de 30 años en la prevención y el control de la desertificación en esta región. En el ‘89 empezó un proyecto muy grande que abarcaba toda la Patagonia (se llamó proyecto “Prevención y control de la desertificación en Patagonia” -PRECODEPA- y fue financiado por el INTA), donde por primera vez se reunieron todas las experimentales del INTA Patagonia y otros socios o actores en el territorio que trabajaron durante cinco años para concientizar a la población y a los productores sobre el problema de la desertificación y su gravedad, y extender tecnología para la prevención y el control.

Paralelamente, se desarrolló el proyecto “Lucha contra la desertificación en Patagonia” -LUDEPA- (que fue un convenio entre el INTA y la GTZ de Alemania), en el cual se trabajó especialmente en el monitoreo del proceso de desertificación. En el ‘94 se reunieron los dos proyectos y se presentó y aprobó el de “Prevención de la desertificación para un manejo sustentable de la Patagonia” -PRODESAR- que siguió hasta el ‘97, en el cual se trabajó en transferencia de tecnología para controlar el proceso.

A partir de entonces, se empezó a trabajar en el proyecto “Manejo sustentable de sistemas áridos y semiáridos para el control de la desertificación en Patagonia”, para producir un cambio en la forma de encarar este problema (se trabaja en educación ambiental, información y herramientas para la toma de decisiones y transferencia de tecnología, entre otros).