17 de marzo de 2016

Nuevo método identifica a la oruga del viejo mundo

Científicos del INTA desarrollaron una herramienta que permite distinguir de manera rápida y simple a Helicoverpa armigera, en cualquier etapa de desarrollo.

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La identificación temprana y precisa de cada una de los insectos que afectan a los principales cultivos agrícolas, a veces es resulta complicada. Por esto, investigadores del Instituto de Microbiología y Zoología Agrícola (IMyZA) del INTA desarrollaron una herramienta que identifica a Helicoverpa armigera, en cualquier etapa de desarrollo. El logro fue publicado recientemente en la revista científica Journal of Economic Entomology.

“La detección de Helicoverpa armigera es complicada porque es muy similar a otras orugas bolilleras, como Helicoverpa zea y Helicoverpa gelotopoeon”, explicó Joel Arneodo, investigador del IMyZA y agregó: “Cuando se encuentran en estado de larva, las tres especies son prácticamente indistinguibles”.

Este nuevo método permitirá que la diferenciación entre las especies nativas de este género presentes en Sudamérica, sea rápida y precisa. “Con lo que se ahorra un tiempo valioso, sobre todo si tenemos en cuenta la capacidad de daño de este insecto”, indicó Arneodo.

Los sistemas agrícolas son propensos a la aparición de plagas, principalmente insectos, que sin control causan daño económico a los cultivos. Según Arneodo, “un diagnóstico certero y rápido es el primer paso indispensable para la adopción de medidas de control”.

En este sentido, el investigador del IMyZA señaló que “esta herramienta puede ser aplicada en el momento mismo de la aparición de larvas en el cultivo, ya que no es necesario capturar machos adultos o criar las orugas hasta que completen su desarrollo”.

En cuanto al método para la correcta identificación, Arneodo explicó que primero se extrae el ADN del insecto, luego amplificamos una pequeña porción del genoma mediante la técnica de PCR –reacción en cadena de la polimerasa–; de este proceso, se obtiene un patrón de bandas que permite diferenciar a H. armigera de las otras dos especies”.

Primeros pasos

Conocida vulgarmente como oruga del viejo mundo, Helicoverpa armigera  posee una amplia distribución geográfica. Fue registrada en Europa, Asia, África y Oceanía. A principio de 2013, se publicó el primer registro americano de esta plaga, uno de los insectos que genera mayor atención mundial debido al impacto que provoca en una gran variedad de cultivos.

Un informe publicado por investigadores de la Universidad de Queensland, Australia, en 2009  afirma que “Helicoverpa armigera ha desarrollado resistencia contra diversas clases de insecticidas, incluyendo piretroides, carbamatos y organofosforados”. Detectada en Brasil, Paraguay y en el norte de la Argentina, le detección temprana es fundamental para el diseño de estrategias de control.

De hecho, la primera confirmación molecular de esta plaga en el país “se logró a partir de este método”, destacó Arneodo quien agregó: “Lo probamos sobre adultos capturados con trampas de luz y de larvas recolectadas en cultivos afectados”.

Si bien su presencia en el país es aún minoritaria, en comparación con las bolilleras autóctonas, hay registro de su presencia en la zona núcleo maicera y sojera.

En cuanto al uso de productos químicos, Fernando Flores, investigador del INTA Marcos Juárez –Córdoba– quien participó del desarrollo, indicó que “en los estados de Bahía y Mato Groso –Brasil– la situación por el daño causado es grave y rige un alerta sanitario”.

En este sentido, Flores recordó que “en Brasil existen productos registrados para el género Helicoverpa, que están elaborados en base a bacterias y virus”. Allí, la recomendación es utilizarlos al inicio de un ataque de esta plaga.

El desarrollo del método fue publicado recientemente en la revista de la Sociedad Entomológica Americana. Arneodo trabajó junto con Alicia Sciocco –especialista del IMyZA– y Fernando Flores y Emilia Balbi –del INTA Marcos Juárez–.

Un bioinsecticida contra la plaga

Investigadores del IMyZA, junto con otras instituciones, trabajan en el desarrollo de un bioinsecticida para el control de la plaga. “Aislamos y describimos un virus entomopatógeno a partir de larvas enfermas de H. gelotopoeon”, expresó Sciocco y añadió: “Los análisis realizados a escala genómica determinaron que este aislamiento resultó similar al utilizado en productos comercializados contra H. armigera y H. zea en varios países del mundo”.

De acuerdo con Sciocco, “el virus caracterizado cuenta con potencial para ser desarrollado como bioinsecticida para el manejo de diversas especies del complejo de orugas bolilleras”.

En este sentido, la investigadora precisó que “estamos realizando las evaluaciones en laboratorio”. Una vez que el equipo cuente con los resultados se podrá completar la información necesaria para su transferencia y registro experimental.

 

FOTO: Gentileza http://www.scienceimage.csiro.au/ Autor: David McClenaghan, CSIRO