03 de junio de 2013

Micorrizas: fórmula natural contra el estrés ambiental

Con la ayuda de hongos, las plantas pueden aumentar hasta 1.000 veces su capacidad de absorción. Un abono efectivo que el INTA rescata y aplica en procesos de reforestación y de recuperación de suelos.

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Las micorrizas pueden aumentar hasta 1.000 veces la capacidad de absorción de la planta y son efectivas en la restauración de los suelos y los ecosistemas. Estas asociaciones entre hongos y raíces “llevan 400 millones de años sobre la Tierra y son los abonos naturales que las plantas han utilizado desde siempre”, señaló Mónica Sagadin, del Instituto de Fisiología y Recursos Genéticos Vegetales (IFRGV) del INTA.

A pesar de su larga historia en el planeta, existen factores que las amenazan. “El uso excesivo de fertilizantes y fitosanitarios, la sobreexplotación de los suelos agrícolas y la desertificación, las hacen desaparecer”, advirtió Sagadin. “Por eso hay que recuperarlas, reactivarlas y reintroducirlas para devolver a la planta y al suelo el equilibrio natural que han perdido”, agregó.

Según su forma y estructura, las micorrizas se dividen en distintos grupos. Algunas se presentan como un manto externo, que se advierte a simple vista, mientras otras penetran en el interior de la raíz y forman ramificaciones, que se conocen con el nombre de arbúsculos. Estas últimas, conocidas como hongos micorrícicos arbusculares (HMA), tienen una participación destacada en la reforestación y en estrategias de restauración de ecosistemas contaminados.

“La protección brindada por el hongo hace que, además, la planta sea más resistente a los cambios de temperatura y la acidificación del suelo, derivada de la presencia de azufre, magnesio y aluminio”, comentó la especialista.

Dado que interactúan con las raíces de la planta y con otros microorganismos del suelo, “es importante considerar el efecto que pueden tener estos hongos tanto a nivel fisiológico de la planta, como del suelo y, por ende, en la restauración de los ecosistemas”, agregó.

Por su contribución a la tolerancia de la salinidad y la sequía en los vegetales, entre otros estreses ambientales, las micorrizas mejoran la aclimatación y la nutrición de diferentes especies importantes para la agricultura y la recuperación de suelos. Con su ayuda, “la planta es capaz de explorar más volumen de suelo del que alcanza con sus raíces”, dijo Sagadin. A esto se suma que el hongo absorbe con mayor facilidad el agua y ciertos elementos, como fósforo, nitrógeno, calcio y potasio, esenciales para la vida del vegetal.

 

La protección brindada por el hongo hace que la planta sea más resistente a los cambios de temperatura y la acidificación del suelo.

Para recuperar los algarrobales

Dado que uno de los problemas fundamentales que deben enfrentar las reforestaciones con algarrobo es el escaso nivel de supervivencia de los plantines, los grupos de Estrés Hídrico y Domesticación de esa especie, del IFRGV del INTA, investigan la capacidad de los HMA para mitigar el efecto del estrés ambiental.

“El algarrobo es un árbol de usos múltiples: tiene valor como especie forrajera, por su madera y también, por el aporte de nitrógeno que realiza al suelo, como consecuencia de sus asociaciones simbióticas”, explicó la especialista.

Según estudios realizados, bajo la copa de los algarrobos el suelo tiene mayor calidad porque estos árboles mejoran tanto la fertilidad como la penetración del agua y la retención hídrica.

La presencia de los algarrobos disminuye el pH y la salinidad de los suelos “por la protección que ejerce sobre algunas condiciones climáticas adversas, por el aporte de nutrientes y de materia orgánica de las hojas y las ramas y por el estímulo que produce sobre la actividad microbiana del suelo”, dijo Sagadin.

La aplicación de los HMA se realiza en viveros forestales, mediante una mezcla de esporas, hifas, raíces y suelo, que se introduce en la base de los plantines de algarrobo. De esta manera, crecen en condiciones controladas, para luego ser trasladados a los ambientes naturales, con sus raíces inoculadas con cepas autóctonas de los hongos.

Existen muchos tipos de micorrizas y, para que su utilización sea eficiente, hay que conocer cuál es la más indicada, según el cultivo y el suelo. Uno de los aspectos más importantes es “que la micorriza que apliquemos sea autóctona de la zona, para evitar romper el equilibrio natural existente y obtener los mejores resultados”, señaló Sagadin.

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