31 de enero de 2011

Los pastizales argentinos que reunirán al mundo

Del 2 al 8 de abril, la ciudad de Rosario albergará el IX Congreso Internacional de Pastizales, co-organizado por el INTA.

Más del 70% del territorio argentino está ocupado por ecosistemas de pastizales naturales, tierras cubiertas por vegetación y utilizadas para el pastoreo de animales silvestres y domésticos. Sin embargo, se encuentran en retroceso por la agriculturización e implementación de otros usos y sistemas de producción más intensivos.

“Los pastizales y la ganadería son la matriz sobre la cual se forjó la historia argentina”, expresó Guillermo Chiossone, especialista del INTA El Colorado –Formosa–, quien se refirió a una serie de acontecimientos relacionados con la “asombrosa multiplicación de los rodeos iniciales de vacunos y yeguarizos”, desde la gesta fundacional española a la actualidad, pasando por la “guerra de la frontera” y la fundación de Buenos Aires.

Chiossone preside el comité del IX Congreso Internacional de Pastizales, que tendrá lugar en Rosario –Santa Fe– del 2 al 8 de abril próximo, organizado por el INTA y la Asociación Argentina de Pastizales. “El evento congregará a los principales especialistas del país y del mundo. Será una oportunidad única para  intercambiar conocimientos con investigadores que han desarrollado trabajos en las sabanas africanas, el desierto australiano, las estepas mongoles, las “tall-grass” norteamericanas o los llanos venezolanos”, explicó el técnico.

Por otra parte Chiossone se refirió a los aspectos productivos, ya que los pastizales se destinan a la cría vacuna, ovina y caprina. “Si bien los rodeos decrecieron en los últimos cuatro años por las sucesivas sequías, siguen siendo el eslabón inicial de la cadena de carne vacuna, que ocupa 2.000.000 de personas y es la principal fuente alimentaria de nuestra dieta”, precisó.

Además, los pastizales “cumplen una importantísima función como reguladores de enormes cuencas hídricas, como la del complejo Bermejo-Pilcomayo-Paraguay-Paraná-Río de La Plata desde el Oeste o el Iguazú-Paraná desde el Este, así como los esteros del Iberá en Corrientes o las depresiones del Salado y Laprida en la provincia de Buenos Aires”, detalló Chiossone. En este sentido, puede decirse que estas tierras el hábitat de especies únicas casi extinguidas, como el yaguareté, el ciervo de los pantanos, el oso hormiguero o el tatu carreta, entre otros, en el Chaco húmedo. “Fuente inagotable de flora ornamental y con propiedades curativas, masas vegetales de captación y reservorio de carbono y suministro de oxigeno”, enumera el técnico, para finalizar: “Formaciones herbáceas puras, en sabanas o como abras de masas boscosas, sin las cuales es difícil concebir nuestro estilo de vida no sólo en lo productivo sino también en lo recreativo y turístico”.

Dentro de las 18 ecorregiones que forman la fitogeografía argentina, se encuentran seis particularmente significativas: la Patagonia, la región Semiárida Central –que incluye La Pampa, San Luis y parte de Mendoza–, el Chaco árido, el Chaco semiárido-subhúmedo, la región Nordeste –que abarca Misiones, Corrientes, el Este de Formosa y Chaco y el Norte de Santa Fe y Entre Ríos– y por último la Pampa deprimida. En cada caso, señaló Chiossone, los técnicos han “elaborado una oferta tecnológica que permite recuperar o incrementar la productividad según cada limitante”.