02 de noviembre de 2016

La Argentina puede convertirse en una industria agroalimentaria

En un mundo complejo, la agricultura es un factor estratégico sobre el que se basa la estabilidad geopolítica. El país tiene numerosas ventajas que lo impulsan a fortalecer la producción de alimentos.

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Alimentar a 9.200 millones de personas en 2050 es un desafío cada vez más cercano que demanda una mirada geopolítica sobre la agricultura y la alimentación mundial en el siglo XXI. Con este objetivo, el departamento de Bioeconomía de la Facultad de Agronomía de Buenos Aires (FAUBA), la Fundación ArgenINTA y el INTA organizaron un Seminario con el francés Olivier Antoine, investigador del Instituto Francés de Geopolítica (IFG) en la Universidad París y de la Facultad de Agronomía de Burdeos.

“Nos enfrentamos a una dinámica demográfica mundial que genera 220 mil personas más por día con necesidades de comer”, afirmó Antoine quien, además, advirtió sobre el impacto de los fenómenos meteorológicos extremos y el crecimiento de la población urbana y su alta demanda de proteínas.

A este desafío se le suman factores influyentes como las migraciones masivas, las guerras comerciales, el agotamiento de los recursos naturales y los enfrentamientos étnicos y religiosos, entre otros.

En este contexto mundial, “la agricultura es una cuestión estratégica sobre la que descansan la estabilidad geopolítica y económica mundial”, aseguró Antoine. “Por este motivo, es el vector de poder de las naciones”, manifestó.

Es que la agricultura volvió a ser una herramienta fundamental de la fuerza económica para influenciar el juego de las relaciones internacionales y permitir que los países emergentes exportadores alteren la jerarquía preestablecida entre las naciones.

En este sentido, el investigador destacó el lugar que ocupa la Argentina por contar con numerosas ventajas entre las que recalcó el estar lejos de los conflictos contemporáneos como las guerras y las migraciones masivas, la abundancia de recursos naturales, de tecnología y de mano de obra capacitada.

En referencia al impacto del cambio climático, Antoine aseguró que “en comparación con otros países será positivo, a pesar de las estimaciones de incremento del régimen de lluvias” y llamó a “pensar en mitigar los efectos a largo plazo”.

En cuanto a los recursos naturales, puntualizó en la gran tensión mundial por el control de las fuentes de suministro y la búsqueda de márgenes adicionales. “La tierra y el agua son recursos estratégicos en los que, países como Brasil y Argentina, deben poner el foco”, recomendó.

“El que controla el agua, controla la tierra: vamos hacia una geopolítica de la irrigación”, expresó.

Asimismo, afirmó: “África tiene más tierras productivas que Sudamérica pero, no las sabe usar. En esa línea, agregó: “El punto es que va a aprender y competirá. Tienen que estar preparados.”

Antoine: “El que controla el agua, controla la tierra: vamos hacia una geopolítica de la irrigación”.

Agricultura y geopolítica, juntas por más de 10 mil años

De acuerdo con Antoine, la geopolítica es estudiada en Francia desde hace 40 años pero, hace poco tiempo en agricultura. Sin embargo, ambas llevan juntas más de 10 mil años. Se trata de un método de análisis que resurgió tras la caída del Muro de Berlín y la falsa expectativa de creer que se terminaría la historia y, con ella, los conflictos entre el capitalismo y el marxismo.

Y fue con la guerra en Croacia que emergió la necesidad de interpretar la causa de los conflictos influenciados por factores tales como el territorio o la identidad histórica.

De acuerdo con Antoine, “la Geopolítica es una herramienta que permite abordar, comprender y analizar la conflictividad en la producción y comercialización de alimentos, y comprender las tensiones en las escalas nacional, regional y mundial”.

A su vez, entiende a la agricultura y a la alimentación como “eminentemente geopolíticas” que actúan en el corazón de las estrategias de poder y, en este sentido, el especialista fue más allá y aseguró que “la agricultura es el nudo central en ciertos conflictos mundiales como el narcotráfico y la guerra en Siria”.

ORAE, INTA y FAUBA, con el mismo objetivo

El INTA y FAUBA desarrollan una serie de actividades para impulsar la geopolítica orientada a la producción de alimentos y la utilización de los recursos naturales. A fin de incorporar esta novedosa visión en el sistema de decisiones.

En este sentido, Mariano Bosch –vicepresidente del INTA– aseguró: “Vemos un cambio de paradigma en el cual se puede ver un retorno hacia la agricultura como herramienta económica con una escasez de recursos y la necesidad de administrarlos en función del planeta”

En referencia a los conflictos mundiales, Bosch indicó que “la globalización no logra evitarlos” por lo que nos encontramos ante un “futuro de incertidumbre” en el que la geopolítica nos ayuda como método de análisis a entender mejor lo que sucede.

“Debido a los numerosos factores incidentes resulta muy complejo acertar estimaciones”, agregó, por lo que llamó a diseñar políticas y entablar alianzas que permitan reducir la incertidumbre, día a día.

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