17 de mayo de 2016

Premio Fontagro a la reintroducción de las cabras criollas neuquinas

El reconocimiento fue por un plan de adaptación al cambio climático diseñado por el INTA y la Secretaría de Agricultura Familiar provincial. En Washington, Amadeo Nicora –presidente del INTA– y Marcelo Pérez Centeno –director del IPAF Patagonia– participaron de la entrega.

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Como consecuencia de varios períodos de sequía y los daños causados por la explosión del volcán Puyehue en 2011, el stock de ovejas y cabras disminuyó en la zona patagónica y el INTA –en articulación con el Ministerio de Agroindustria y la Secretaria de Agricultura Familiar de Río Negro– llevó a cabo un plan de repoblamiento basado en la introducción de majadas de cabras criollas del norte neuquino, destacadas por su rusticidad y alta tasa reproductiva.

El proyecto, denominado “Seguridad alimentaria en productores familiares de Patagonia argentina: uso de recursos genéticos locales y adaptación al cambio climático”, obtuvo el premio principal del Fondo Regional de Tecnología Agropecuaria (Fontagro) en la categoría “Organizaciones Nacionales de Investigación y Desarrollo y Universidades”, del “Concurso de casos exitosos de adaptación al cambio climático de la agricultura familiar”.

De la ceremonia de premiación, que se realiza hoy en Washington y consiste en la entrega de US$ 15.000, participan Amadeo Nicora –presidente del INTA– y Marcelo Pérez Centeno –director del Instituto de Investigación y Desarrollo para la Agricultura familiar (IPAF) de la Patagonia–.

El concurso está organizado por Fontagro y cuenta con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).

Por su parte, el premio recibido se utilizará para fortalecer el trabajo de las instituciones que intervinieron en el proyecto. Entre estas, el IPAF Patagonia, la Red de Recursos Genéticos del INTA y la Secretaria de Agricultura Familiar de Río Negro junto con productores de la zona de Comallo y la cooperativa ganadera indígena de Jacobacci.

Pérez Centeno: “La rusticidad y la alta tasa de reproducción de estas cabras, las convierten en una herramienta de repoblamiento y diversificación más que interesante”.

Experiencia innovadora

De acuerdo con Pérez Centeno, la investigación buscó desarrollar una alternativa de adaptación de la agricultura familiar de la zona perjudicada por ciclos de sequía y la explosión del volcán Puyehue en 2011. De hecho, el 60 % del stock animal de la región –majadas de ovejas Merino y de cabras Angora– se vio diezmada por las catástrofes climáticas que afectaron a la región.

Frente a esta situación de emergencia, la cabra criolla del norte neuquino aparece como alternativa para el repoblamiento. “Desde 1990, las hemos estudiado y caracterizado”, indicó Pérez Centeno. “La rusticidad y la alta tasa de reproducción de estas cabras, las convierten en una herramienta de repoblamiento y diversificación más que interesante”, expresó.

Gracias al financiamiento del Ministerio de Trabajo y del de Desarrollo Social de la Nación, cada familia afectada recibió un núcleo de 29 madres más un reproductor macho. María Rosa Lanari, del grupo de Genética y Reproducción del INTA Bariloche, manifestó: “Luego de tres años, los animales manifestaron su adaptación al ambiente, registramos pariciones y destetes superiores al 110 %, en comparación de las ovejas Merino y de las cabras de Angora”.

En el 2003, la cabra criolla fue caracterizada y reconocida por la Organización Mundial para la Agricultura y la Alimentación (FAO) como un recurso genético local. Su especial adaptación a la región es la consecuencia de los diversos aportes raciales, la selección natural y la selección dirigida por los crianceros del norte neuquino; gracias a esto, está inscripta como raza local.

De acuerdo con Pérez Centeno, esta capacidad de adaptación les permitió a las familias “asegurar su abastecimiento de proteínas, y recomponer en forma significativa la producción ganadera de la región”. En ese sentido, finalizó: “Es un reconocimiento a la fortaleza del trabajo articulado por un conjunto de instituciones donde cada uno aporta desde su especialidad para resolver un problema”.

 

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