15 de junio de 2017

Ampliar las fronteras: el reto de producir verduras en la Antártida

Un equipo de investigadores del INTA Santa Cruz y el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Tierra del Fuego trabaja en el diseño de módulos que permitirán el cultivo de vegetales de hoja verde. Con este proyecto, los biólogos invernantes accederán a verduras frescas durante todo el año.

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El continente Antártico es un lugar caracterizado por lo extremo: El 99 % de la superficie está permanentemente cubierto por nieve o hielo, las temperaturas pueden llegar a los 40 grados bajo cero y, en el invierno, la noche se extiende durante cuatro meses. Sin embargo, un equipo de investigadores del INTA Santa Cruz y el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Tierra del Fuego asumió el desafío de diseñar un sistema que permita el cultivo continuo de vegetales de hoja verde.

La vida para el ser humano en la Antártida es difícil: vientos glaciales, mucha nieve y menos de 40 ºC en invierno hacen que el sexto continente sea un lugar hostil. A pesar del clima, científicos y técnicos realizan diversas tareas de investigación.

Según el Instituto Antártico Argentino, “el clima frío obliga a aumentar al doble la ingesta de calorías diarias: en cada base, la dieta es abundante, variada y está determinada por las costumbres del país de origen y por los alimentos disponibles, aunque es escasa en frutas y verduras frescas”.

Si el invierno es crudo y el avión no puede llegar, las verduras y frutas frescas no llegan. “Con este proyecto, los biólogos invernantes dispondrán de un espacio en el que podrán tener alimentos frescos y contar con un lugar ‘verde’”, señaló Jorge Birgi, investigador del Grupo Forestal, Silvopastoril, Agrícola y Manejo de Agua del INTA Santa Cruz.

“Cómo hacer para que vegetales de hoja verde crezcan en uno de los climas más extremos del planeta representa un gran desafío”, aseguró Birgi. “No sólo por las cuestiones lógicas y climáticas del lugar, sino por las estrictas normas para la preservación ambiente, que incluyen la imposibilidad de utilizar el suelo y el correcto tratamiento de los residuos generados por los cultivos”, agregó.

Por esto, y a partir de la demanda del Instituto Antártico Argentino en articulación con el Gobierno de Tierra del Fuego y el Centro Regional Catamarca del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), el INTA trabaja en el diseño y realización de un sistema hidropónico que permita cultivar verduras de hoja en la Antártida.

“No se puede producir utilizando suelo llevado desde el continente y hay que tener un especial cuidado en lo que hace al manejo de los residuos, por eso consideramos que la técnica hidropónica es la más adecuada”, expresó Birgi. “Una de las ventajas de este sistema es que el uso del agua es más eficiente y los desechos pueden ser reciclados, por lo que se reducen en forma sustancial la eliminación de residuos”, destacó.

Birgi: “No se puede producir utilizando suelo llevado desde el continente y hay que tener un especial cuidado en lo que hace al manejo de los residuos”.

Para Walter Bogado, secretario de Planeamiento y Políticas del Ministerio de Ciencia y Tecnología de Tierra del Fuego, “sabemos que este proyecto va a inscribir un precedente en lo productivo, no sólo para la Antártida, sino también para nuestra provincia debido a que durante buena parte del año no contamos con la energía solar suficiente para producir”.

En ese sentido, aseguró: “Queremos cambiar el paradigma productivo de agricultores familiares y horticultores y generar alternativas para diversificar las actividades que tenemos en la provincia”.

El proyecto contempla la instalación de los módulos en la base Carlini, conocida como la capital científica de la Antártida Argentina. Allí, las especies de vegetales seleccionadas responderán a la demanda de alimentos de la base. “Por ahora, incluimos tomate cherry, rúcula, lechuga, perejil, albahaca y acelga. Además, consideramos la posibilidad de incorporar alguna aromática como cilantro”, detalló Birgi.

El crecimiento y desarrollo de las plantas estará basado en un sistema hidropónico llamado NFT (Nutrient Film Tchnique, por sus siglas en inglés).

A pesar de las dificultades

El objetivo: contar con vegetales frescos para su consumo durante todo el año. Pero como el invierno antártico limita, y mucho, esa necesidad los técnicos del INTA evalúan la implementación de la técnica de hidroponía, es decir, el uso de un soluciones nutritivas en reemplazo de la tierra para el cultivo.

“El crecimiento y desarrollo de las plantas estará basado en un sistema hidropónico llamado NFT (Nutrient Film Tchnique, por sus siglas en inglés) debido a que es una alternativa en zonas con baja disponibilidad de agua o con suelos pobres que impiden la realización de un cultivo tradicional”, explicó el técnico del INTA.

El sistema se ensamblará de manera modular en contenedores marítimos de 5,90 metros para facilitar su traslado e instalación. Se construirá con materiales similares a los utilizados en las pruebas experimentales de cultivo hidropónico realizadas por el INTA y la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA).

“Con este proyecto, los biólogos invernantes dispondrán de un espacio en el que podrán tener alimentos frescos y contar con un lugar ‘verde’”, señaló Birgi.

“En este momento lo que tenemos es un diseño terminado, un plan de trabajo y el proyecto para la construcción”, explicó Bogado. “Nos resta obtener el dinero para construirlo, evaluarlo y calibrarlo antes de poder trasladarlo a la base antártica”, agregó.

Debido a las condiciones extremas del clima que limitan la producción, dentro del módulo las condiciones de luz y temperatura serán controladas. Para esto, se instalarán lámparas fluorescentes y luces LED, que servirán para regular el fotoperiodo (períodos de luz-oscuridad) y la intensidad de la luz en función de los requerimientos de cada cultivo en particular.

“Terminamos con la etapa que incluye el diseño de las instalaciones y el plan de producción”, indicó Birgi y adelantó que “la próxima etapa es la de aprobación del proyecto y del presupuesto para el armado y mantenimiento de todo el sistema”.

 

Entrevista a Jorge Birgi, investigador del grupo Forestal, Silvopastoril, Agrícola y Manejo de Agua del INTA Santa Cruz.