El picudo es una plaga que provoca grandes pérdidas en la cosecha algodonera. Según los expertos: “El insecto ingresó al noroeste argentino, proveniente de Brasil, invadiendo el norte de Santa Fe y la costa del río Paraná. La gravedad del efecto de esta plaga no sólo se puede medir por su impacto económico, sino fundamentalmente por la pérdida de emprendimientos regionales que sirven de impulso a una cadena de valor de la agroindustria textil”.

La delegación de la Asociación para la Promoción de la Producción Algodonera (APPA) recorrió los laboratorios e instalaciones del Instituto de Genética del INTA, donde se presentaron los avances logrados. “La conformación de equipos multidisciplinarios sumados a los aportes de las provincias, resultan indispensables para el desarrollo de las investigaciones”, expresó Pascual Franzone, coordinador del convenio de vinculación tecnológica.

“Nuestra intención es desarrollar bioinsecticidas, a partir de bacterias y hongos entomopatógenos, para poder llegar al control biológico de esta plaga”, explicó Roberto Lecuona, director del Instituto de microbiología y zoología agrícola (IMYZA).

En el Instituto de Biotecnología se realiza el análisis bioinformático de los genes obtenidos a partir de la pirosecuenciación del intestino del picudo.

El picudo se alimenta de los capullos de las plantas de algodón. “El año pasado el picudo causó daños importantes y actualmente el control es medianamente eficiente. Existe un gran interés por parte del productor en lograr una producción rentable y eficiente”, dijo Osvaldo Previale, presidente de APPA.

Ante la amenaza creciente del picudo, INTA y APPA buscan solucionar este  problema mediante un modelo de vinculación público-privada. “En un año de trabajo los avances son notables y estamos muy satisfechos con las conclusiones que nos llevamos, las respuestas brindadas a nuestras inquietudes y la atención con que fuimos recibidos”, comentó Previale, tras finalizar el recorrido.