09 de noviembre de 2015

El INTA tiene su propia red de agroecología

Integrada por más de 100 investigadores de todo el país, la red desarrolló unidades de experimentación, ensayos a largo plazo y un sistema que evalúa la calidad de los suelos.

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Gracias al trabajo de 100 investigadores de diferentes regiones del país, desde 2013 el INTA trabaja en su propia Red de Agroecología –REDAE– con el objetivo de reunir el conocimiento generado en los territorios y fomentar la investigación en esta disciplina, actualmente en auge a escala mundial. Entre sus logros, este espacio desarrolló un sistema que evalúa la calidad y manejo de los suelos en establecimientos agroecológicos y lleva adelante ensayos a largo plazo.

“La red es un instrumento para generar tecnologías e integrar las dimensiones productivas, sociales y ambientales en el diseño de nuevos sistemas”, aseguró Jorge Ulle, coordinador de la REDAE. Este espacio abarca 27 unidades del INTA –ubicadas en Santa Fe, Buenos Aires, Entre Ríos, Mendoza, Corrientes, Río Negro, Neuquén, entre otras–, el Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar –CIPAF– y distintos institutos del INTA Castelar y Córdoba.

“Es necesario que el país impulse un nuevo abordaje de los sistemas agrícolas –de pequeña y gran escala–, ya que lo convencional sólo ofrece respuestas parciales y no permite aunar esfuerzos entre el ambiente y la producción”, explicó Ulle. “No darle la posibilidad a los sistemas agrícolas de experimentar sus propias vías de resiliencia sería colocarlos en un callejón sin salida”, continuó.

La red se organiza en cuatro áreas temáticas: agricultura extensiva, cultivos intensivos y horticultura, ganadería de pastoreo y del periurbano y suelos –estructura, biota y residuos agropecuarios–. “En agroecología, la investigación se basa en un enfoque de sistemas que analiza hechos en su contexto real, a fin de comprender los procesos que ocurren allí”, señaló Ulle.

La red del INTA desarrolló un sistema de evaluación de la calidad de los suelos a escala del establecimiento, que expresa los cambios provocados por la  intensidad de uso del recurso.

Investigar para innovar

El especialista destacó que se desarrolló un sistema de evaluación de la calidad de los suelos a escala del establecimiento, que expresa los cambios provocados por la diferente intensidad de uso del recurso. Se trata de un protocolo que surgió a partir de los datos recogidos en investigaciones y ensayos de larga duración realizados en el marco de la REDAE.

De acuerdo con Ulle, el sistema analiza un conjunto de variables físicas, químicas y biológicas y esa información “permite observar el estado de salud del suelo y los cambios ocurridos por efectos de rotaciones, cultivos antecesores y sistemas de labranzas”.

De esta forma, “es posible conocer la intensidad de uso agrícola y pecuario en unidades de agricultura extensiva de la llanura pampeana, relacionarla con factores de manejo y determinar qué prácticas agroecológicas pueden adoptarse para favorecer esos sistemas”, agregó.

A través de análisis químicos, el sistema evalúa la mayoría de las propiedades de suelos. “En el laboratorio, se estudian los macronutrientes más importantes asociados con la materia orgánica como carbono, nitrógeno, fósforo, azufre y la capacidad de intercambio catiónico, los cuales –en conjunto– expresan el estado de fertilidad del suelo”, observó Ulle.

Además, “se realizan análisis físicos más específicos como los de distribución de tamaño de poros, estabilidad estructural e infiltración, muy significativos para verificar el contenido de agua en el perfil del suelo”, señaló el técnico del INTA. Asimismo, destacó que “la incorporación de enzimas de suelos es algo inédito, ya que su correlación con otras variables permite conocer cambios rápidos y desfavorables provocados por acción del monocultivo”.

Ulle dijo que los análisis consideran otras determinaciones como respiración y carbono en la biomasa. “A partir de los coeficientes metabólicos obtenidos, se observó que se incrementa el gasto de energía de los suelos a medida que aumentaban los ciclos agrícolas y faltaba descanso y rotación de cultivos”, explicó.

Con el apoyo de Labintex y de Agriterris, la red logró introducir la agroecología a proyectos con los organismos franceses, INRA e IRD.

De la Argentina a Francia

Ulle remarcó el interés que la Agroecología genera a escala mundial y señaló la articulación de la REDAE con los organismos franceses, Instituto Nacional para la Investigación Agronómica –INRA– e Instituto de Investigación para el Desarrollo –IRD–. Así, con el apoyo de Labintex y de Agriterris, el INTA logró introducir esta disciplina a la cartera internacional de proyectos.

“La articulación con otros países resulta de importancia, debido a que permite observar una variedad de aspectos vinculados con los sistemas productivos y con el proceso de institucionalización de la Agroecología en el sector público”, indicó el técnico del INTA.