22 de septiembre de 2014

Cuando los valores vienen de los ancestros

Con el acompañamiento técnico del INTA, productores familiares de Zapala –Neuquén– revalorizan e intercambian material genético y prácticas productivas de sus ancestros. Esta experiencia se presentará en el Congreso de Valor Agregado en Origen.

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Entre las estrategias de preservación de los recursos llevadas adelante por el INTA desde hace décadas, se destacan: la de revalorización del material genético y las prácticas productivas de los pueblos originarios. Al recuperar variedades ancestrales, se generan productos diferenciados con valor agregado en origen y tradición en sí mismos. La experiencia de los productores familiares de Zapala –Neuquén– será parte del Congreso de Valor Agregado en Origen, que se realizará el 22 y 23 de octubre en General Roca –Río Negro–.

“Recuperamos material genético y el proceso cultural que las generaba”, aseguró Alejandra Gallardo –técnica del ProHuerta del INTA Zapala, Neuquén– quien explicó que mediante la Feria de Intercambio de Semillas se encontraron semillas como el maíz blanco de Quili Malal –de origen local y con más de ochenta años cultivado en la zona– y la espinaca de origen chileno –con más de cincuenta años de producción en Las Lajas– y diferentes variedades de porotos preservados por generaciones.

Asimismo, desde el INTA Zapala se sumaron a las ferias –mediante un proyecto de rescate y revalorización– las gallinas araucanas, un ave caracterizada por su recurso genético nativo y valor cultural para el pueblo mapuche.

Las ferias surgen a partir de un proceso de observación de la desaparición paulatina de semillas locales del territorio y al cuidado de muy pocos agricultores. “En consecuencia, –detalló Gallardo– para frenar la extinción de los materiales criollos que se cultivan en la región desde hace más de cien años, se planteó la necesidad de crear espacios de intercambio que hoy permiten producir alimentos variados, sanos y de manera sustentable, lo que nos permite asegurar la soberanía alimentaria”.

Por su parte, Eduardo Zeman, director del INTA ProHuerta en Neuquén, destacó su importancia: “Las ferias facilitan parte del trabajo del programa con la distribución de semillas y fomenta la producción propia de material genético e intercambio”. Así, las semillas nativas y criollas, junto a nuevos conocimientos y prácticas culturales para su producción, recirculan con una mayor distribución en el territorio.

Estos encuentros, concebidos sin fines comerciales, se realizan en la zona desde el año 2010 y tienen un gran impacto social, cultural y económico. De ellos participan organizaciones de productores como el Grupo de huerteras y huerteros del Centro Neuquino, Hierbas del Viento y el de artesanas. Así, agricultores familiares urbanos, peri urbanos y rurales de los departamentos de Zapala, Catan Lil, Picunches, Loncopue y los parajes de la zona Norte, Sur y Confluencia participan de estos espacios de encuentro e intercambian materiales y prácticas.

Todos los productores familiares están nucleados en el grupo de semillas de Zapala y son acompañados por instituciones como el INTA mediante el programa Pro Huerta, el municipio de Zapala y el Consejo Provincial de Educación a través de las escuelas rurales, comisiones de fomento y asociaciones de fomento rural.

Eduardo Zeman del ProHuerta, destacó: “Las ferias facilitan parte del trabajo del programa con la distribución de semillas y fomenta la producción propia de material genético e intercambio”.

Las voces de la experiencia

“El maíz blanco recuperado es ideal para comer como choclo y para humita por su lindo sabor”. Así lo aseguró Juan del Carmen Altamirano, productor de maíz de Quili Malal, quien comercializa semillas y choclos en la feria. Altamirano expresó que esta variedad de más de cien años se sembró junto al INTA y se descubrió que tiene un ciclo más corto. “Se siembra en octubre y para febrero ya se puede cosechar”, detalló.

Por su parte, Alicia Pintos, productora de Las Coloradas, destacó la importancia de producir las propias semillas: “Hice huerta toda mi vida y no uso semillas compradas. Veo que tienen mejor resultado las que yo produzco, porque se da todo lo que siembro” y agregó: “Produzco verduras frescas y las comercializo en mi casa. Cuando puedo, y me organizo con otros huerteros, participo de las ferias”.

Un Congreso, decenas de experiencias

Por tercer año consecutivo, el Congreso de Valor Agregado en Origen (VAO) presentará casos destacados de emprendimientos regionales que agregan valor a la producción en el lugar de origen. Será el 22 y 23 de octubre, en la ciudad de General Roca –Río Negro– con el foco en las principales cadenas agroalimentarias de la Patagonia.

Las oportunidades y fortalezas del valor agregado en origen, los roles de las instituciones, el Estado y los municipios, el asociativismo como herramienta para la competitividad, el análisis de las cadenas productivas –frutícola, hortícola, forestal, vitivinícola, de carnes, fibras, hongos y cultivos aromáticos–, las estrategias de financiamiento y captura de mercados, representan temáticas que serán abordadas por diferentes especialistas y actores durante el congreso.

De los cinco espacios –dos auditorios y tres salones– en los que se organizará, uno estará destinado especialmente a una capacitación plenaria relacionada con el agregado de valor en origen en las diferentes cadenas patagónicas. A su vez, en los demás salones se podrán conocer casos ejemplares, seleccionados especialmente por los técnicos del instituto.

Esta experiencia de los productores familiares de Zapala –Neuquén– será parte del Congreso de Valor Agregado en Origen, que se realizará el 22 y 23 de octubre en General Roca –Río Negro–.

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