18 de julio de 2012

Biodigestores, producción en movimiento

Las actividades pecuarias intensivas requieren eficiencia, en las que el manejo de los efluentes son clave para mantener la sustentabilidad ambiental. Recomendaciones del INTA Precop.

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Las actividades pecuarias, de a poco, tenderán a intensificarse –mayor producción en menos superficie– lo que requerirá eficiencia. En estos sistemas, el manejo de los efluentes será clave para mantener la sustentabilidad ambiental.

El Plan Estratégico Agroalimentario 2 (PEA) estima que para 2020 la producción de carne bovina aumentará un 46%, el complejo avícola 88%, el porcino 193% y el ovino 40%. Para que esto no quede en buenas intenciones se requerirá una gran disponibilidad energética en origen que necesitará inversiones estructurales de generación y suministro. En este sentido, será estratégico desarrollar fuentes de energías no convencionales y renovables como el gas metano en cantidades industriales a partir de biomasa vegetal en origen.

Entre las alternativas para el tratamiento de los efluentes aparecen: el compostaje, el tratamiento por piletas y la fermentación anaeróbica para la generación de biogás y el aprovechamiento del residuo como fertilizante orgánico, entre otras alternativas. Este caso, es el que presenta mayor potencial debido a que la energía es un insumo esencial para el desarrollo.

Manos a la obra

Los biodigestores tienen una geometría alargada en la cual la mezcla de materia orgánica y agua circula en flujo pistón. Se instalan enterrados, con excavaciones entre 2,50 y 4,50 metros: la relación largo/ancho puede variar desde 5:1 hasta más de 10:1.

Se debe realizar un recubrimiento de todo el interior del biodigestor con membrana de polietileno de alta densidad de1.000 a1.500 micrones de espesor a fin de lograr un reservorio totalmente estanco y evitar toda percolación del contenido del biodiogestor hacia la napa freática.

La cubierta superior que forma parte del diseño tiene el objetivo de recuperar todo el biogás producido, como también cumplir la función de gasómetro. Este propósito se logra con la forma que se le da a la cubierta, para que permita inflarse hasta un determinado volumen. La unión de las dos membranas se realiza por soldadura de termofusión.

La alimentación se realiza por un extremo, mediante una cámara de carga que comunica directamente con la cámara de digestión o, según el diseño, a través de una cañería. Los barros digeridos se retiran por el otro extremo y pueda descargarse por gravedad.

La agitación del biodigestor se puede realizar en forma mecánica, con varios agitadores distribuidos adecuadamente a lo largo de toda su longitud.

Alternativamente se logra una buena agitación mediante recomprensión del mismo biogás producido y su distribución desde el fondo –mediante una red de cañerías- en todo su volumen.

Una vez digerido el residuo sale por gravedad a través del caño de descarga para terminar en la cámara de almacenamiento; luego se toma con una bomba estercolera para distribuir en el campo de manera directa como biofertilizante.

Esta alternativa está al alcance de cualquier productor y no debe ser considerado como un gasto sino como una inversión, ya que se amortiza en corto plazo por el ahorro energético y en fertilizantes.

 

Más información y contenidos multimedia sobre el Congreso en http://inta.gob.ar/inta/valor-agregado

 

 

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