18 de octubre de 2013

Con arte y naturaleza, el INTA festejó el día de los jardines botánicos

El instituto se sumó a esta celebración mundial, con actividades culturales y la presentación de un libro que recoge la historia del jardín botánico del INTA en Castelar. Investigación, educación ambiental y conservación de la biodiversidad son algunos aportes de estos espacios.

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Pintura, danza, escultura, exposiciones de bonsai y música latinoamericana fueron el marco artístico para celebrar el Día Mundial de los Jardines Botánicos en el INTA Castelar. En la jornada, además, se presentó el libro Jardín Botánico Arturo E. Ragonese: Miradas a través del tiempo, realidad y prospectiva, con la participación de Roberto Casas, director del Centro de Investigación de Recursos Naturales (CIRN), Miguel Elechosa, investigador del Instituto de Recursos Biológicos y Eduardo Favret, del Instituto de Suelos.

Para Ana Molina, coordinadora del Jardín Botánico del INTA, “ha sido siempre mi preocupación llenar el predio del Jardín Botánico con especies representativas de la inmensa y hermosa flora nativa de la Argentina, con el propósito de crear un espacio de ornamento y decoración, que produzca sensaciones de belleza agradable al espíritu. Pero también y complementario con lo señalado, para la enseñanza sobre la utilidad, el respeto y para el deleite del visitante de nuestro patrimonio natural y cultural”. Según Molina, “la gran importancia de los jardines botánicos se basa en la oportunidad de acercar contenidos del ambiente a públicos de contexto urbano mayoritariamente”.

De acuerdo con Casas, “el contenido de la obra es formidable, tanto por la calidad de la gente a la que convocó como por los contenidos”. El director del CIRN agregó: “El desarrollo del conocimiento científico constituye uno de los insumos principales para la gestión ordenada del territorio, particularmente en lo relativo a la producción de los biomas de alto valor ecológico y de elevada vulnerabilidad. Los jardines botánicos cumplen, en este sentido, un rol fundamental a través de la investigación, de la educación ambiental y la conservación de la biodiversidad, fomentando de manera eficiente en la comunidad, valores y conductas éticas sobre el cuidado de los recursos naturales y el ambiente”.

“Presentar un libro es un privilegio y más si se trata del libro de una compañera que uno admira, como lo es Ana Molina”, aseguró Elechosa, para quien “más allá del sentido de homenaje, es una herramienta espectacular para la educación ambiental y se va a ir valorando cada vez más a medida que se vaya difundiendo”. A su vez, Favret felicitó a Molina por “el legado” que dejará el libro y por recuperar el Jardín Botánico luego de la devastadora década del 90.

El festejo contó con un espectáculo musical a cargo del Coro del INTA, exposición de pinturas, taller de artes visuales, clases abiertas, acrílicos sobre tela, exposición de esculturas, exposición de bonsai, una muestra de cestería botánica, un seminario sobre mosaiquismo catalán y veneciano, la inauguración del jardín temático “Cetáceas y Suculentas”, una muestra de danza y visitas guiadas al predio.

El Día Mundial de los Jardines Botánicos se estableció con el propósito de hacer un llamado conjunto de su importancia en la conservación de la biodiversidad vegetal. Fue una iniciativa promovida por la Botanic Gardens Conservation International (BGCI-Inglaterra). En la Argentina se celebra en forma consecutiva desde hace nueve años.

 La publicación

La obra rescata la historia del Jardín Botánico del INTA Castelar y un homenaje al ingeniero agrónomo que le dio su nombre, Arturo E. Ragonese, apreciado por su enorme talla de científico, su humildad y generosidad. Constituye un aporte al conocimiento del papel desempeñado por los diversos tipos de jardines botánicos y,además, detalla las actividades que llevan a cabo y su potencialidad como herramienta para la gestión de los recursos y la emisión de un mensaje didáctico.

Consta de tres partes y 17 capítulos, agrupados en tres grandes líneas: Investigación científica, la Conservación de la diversidad biológica y Educación ambiental y dos anexos, entre los que se destaca la elaboración del catálogo de las entidades que conforman la Colección Viva, representada por numerosas especies de la flora nativa de la Argentina y de otras partes del mundo.

Julie Céline Brodeur, Gabriel Burgueño, Beatríz Cappagli, María Jimena Damonte, Guillermo Cardoso, Marcelo Hus, Mirta Izquierdo, Francisco Leloir, Luis Mendonza, Brenda Riera y Ana María Sáenz son los profesionales que colaborar con la publicación.