15 de octubre de 2010

Alimentos para todos

El día mundial de la alimentación se celebra desde 1979, cada 16 de octubre, este año bajo el lema "Unidos contra el hambre". El INTA desde el programa Pro-Huerta –que cumplió 20 años– contribuye a la equidad social.

El programa Pro-Huerta se enmarca dentro del Plan Nacional de Seguridad Nacional del Ministerio de Desarrollo Social y es implementado por el INTA. Asiste a 3,5 millones de personas, a 630 mil huertas familiares y 148 mil granjas en todo el país.

Roberto Citadini –coordinador nacional por INTA de Pro-Huerta– explicó: “Llega a lugares en los que no existe institución alguna. Hace 20 años que este plan contribuye a la equidad social mediante la enseñanza de trabajar la tierra con las manos y ver crecer el fruto transformado en sustento diario”.

El objetivo del programa es promover una dieta diversificada y equilibrada mediante la autoproducción en pequeña escala de alimentos frescos por parte de sus destinatarios. Estos reciben la asistencia técnica del INTA en forma permanente y comprometida. 

Como resultado de las acciones realizadas, cerca de 3,5 millones de personas de 3.600 localidades, barrios y parajes de todo el país producen sus propias hortalizas, frutas, carne y huevos. Esto diversifica y equilibra su dieta ya que las huertas que producen las familias participantes permiten satisfacer el 72 % de su demanda diaria de vitaminas y minerales (hierro, calcio, fibras, vitamina A y C).

Las acciones que se realizan incluyen la dinamización de redes sociales, la capacitación de promotores voluntarios y la población involucrada, la asistencia técnica, el acompañamiento sistemático de emprendimientos y la provisión de semillas y planteles de granja. Así, el programa “se convierte en una herramienta que va más allá de garantizar la seguridad y soberanía alimentaria de esas poblaciones”, completó Citadini.

Por esto es que se desarrollan tecnologías apropiadas y experimentación adaptativa aplicadas a la pequeña producción orgánica: herramientas e implementos con material reciclado, ensayos de comportamiento de distintas especies hortícolas con prácticas orgánicas, diseños de cercos, macrotúneles e invernáculos con materiales locales o reciclados, ensayos y experiencias demostrativas en compostaje y prototipos de desecadores familiares, entre otras.

Enredados…

Este plan abarca a todas las provincias del país, con presencia en más de 3600 localidades. Además, cuenta con la colaboración del voluntariado, mediante 19.000 promotores o agentes multiplicadores que acompañan la labor de alrededor de 700 técnicos intervinientes.

Esta red de vinculación comprende más de 9.600 instituciones, entidades de todo tipo, entre las que se destacan: municipios, centros educativos organizaciones de base, hospitales, centros de salud, entidades religiosas, minoridad y personas con capacidades especiales, centros de jubilados, organizaciones no gubernamentales, programas y organismos provinciales.

De las 630.000 huertas familias asistidas y las 148 mil granjas el 33 por ciento corresponde a áreas rurales, el 40 a áreas urbanas y el 27 a grandes ciudades.

Este programa organiza su operatoria en dos campañas anuales: otoño-invierno y primavera-verano debido a la estacionalidad en la que hay que trabajar las diferentes producciones.

Cada uno de estos lanzamientos son multitudinarios y sirven para lograr una amplia difusión del trabajo realizado y de las prestaciones que ofrece el Pro-Huerta. Estos espacios son clave para incorporar voluntarios quienes son capacitados por técnicos del programa para que puedan, a su vez, guiar el trabajo de las familias, alumnos, estudiantes y actores de organizaciones comunitarias.

Por esto, es importante la capacitación progresiva, la participación solidaria y el acompañamiento sistemático de las acciones en terreno. Es estratégica, así, la intervención activa de promotores y de redes de organizaciones de la sociedad civil.

Es conmovedora la tarea que realizan los técnicos y promotores de Pro-Huerta en todo el país. Es un programa que está atravesado por el compromiso de todos los que lo forman”, resaltó el coordinador nacional.

Es por esto que en forma permanente el plan constituye redes nacionales de técnicos y realiza capacitaciones a quienes producen con sus propias manos los alimentos que llevan a su mesa.

Los contenidos de la capacitación incluyen técnicas de autoproducción con modelos ambientales sustentables –orgánicas, agroecológicos, sin agroquímicos–, educación alimentaria y ambiental, aprovechamiento y conservación de lo producido.

Pro-Huerta provee de los elementos necesarios para la iniciación de los diferentes modelos de autoproducción: semillas hortícolas, plantines de frutales, animales de granja y material didáctico. 

En muchos casos: “Además de la autoproducción, muchos huerteros suelen asociarse para vender el excedente en ferias o en sus propias huertas. Y eso excede el cubrir la seguridad alimentaria ya que deja redes sociales muy fuertes como lo es aprender a trabajar unidos, realizar trámites, autorizaciones para las ventas… Y allí es donde el Pro-Huerta deja una huella muy positiva en la cultura e idiosincracia de quienes lo forman”, expresó el coordinador nacional por el INTA.

Este programa cuenta con una fuerte penetración territorial, valoración social y eficacia para la incorporación en la dieta de alimentos frescos, lo que constituye una herramienta para mejorar y diversificar la alimentación de sectores socialmente vulnerables, particularmente frente a situaciones de desnutrición crónica por insuficiencia de micronutrientes.

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